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Aparcados en un pasillo

Las urgencias del hospital Ramón y Cajal llevan dos meses colapsadas

Un torrente de lamentos corría el miércoles por los pasillos de las urgencias del hospital Ramón y Cajal. En sus estrechos pasadizos aparcaron decenas de camas conenfermos. El panorama era tan patético como incómodo. Algunos pacientes llevan tres días arrinconados a la espera del ingreso. Los afligidos enfermos suplican una habitación en condiciones, y los parientes,enojados, no paran de quejarse. En medio de esta vorágine trabajan sin descanso medio centenar de enfermeros, celadores y médicos. "Llevamos dos meses así de colapsados", reconoce el hospital.

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El miércoles, en urgencias, había 110 enfermos cuando el límite es de 60. El área de medicina interna era la zona más castigada. Alejandro, un enfermo apartado en un rincón, exclamaba: "Llevo aquí un día y medio y nadie nos ha dado una explicación". A este paciente, cuando se encontraba en su domicilio, afeitándose, se le paralizó una mano. Los médicos ordenaron su ingreso en el hospital, pero no había camas disponibles. "Esto es desesperante", exclamaba su esposa.La mayor parte de los pacientes agolpados en los pasillos de urgencias eran ancianos o enfermos crónicos que han empeorado en estos días por la epidemia de gripe. A Elisa, de 86 años, que tiene una cadera rota, le ha tocado el peor sitio. La dejaron en una cama en la esquina del corredor y en cada traslado recibía multitud de golpes que le provocan nuevos dolores.

Peor suerte corrió Rafael, que cumplía su tercer día en urgencias, según aseguró. En las primeras 24 horas no recibió un bocado porque los enfermeros se olvidaron de él. "Si no llego a pedir nada, ahora estaría muerto de hambre". Su hija, Dolores, aseguró que había puesto una denuncia en el servicio de atención al paciente: "Esto es una vergüenza, la gente está en los pasillos y, lo que es más lamentable, están comiendo mientras tienen a la vista las cuñas [orinales de cama] de otros pacientes".

El personal sanitario se ha acostumbrado a trabajar con tal barbarie. Uno de los celadores aseguraba que la situación de colapso se repite cada día desde hace varios meses. "Esto es sorprendente, ¿verdad? Hasta que no lo ves no lo crees".

Los doctores también están desbordados. Según uno de los médicos, "el panorama es desolador, pero tenemos que aceptarlo porque es un problema pasajero, que se da en algunas épocas del año". La mayoría de los médicos son residentes de primer año que, aunque están apoyados por médicos adjuntos más experimentados, en muchas ocasiones deben tomar decisiones solos. "Ésta es una buena forma de aprender", considera un enfermero.

El hospital Ramón y Cajal confiesa que las urgencias llevan colapsadas más de dos meses; desde la llegada del invierno han aumentado las consultas y este área está sobrecargada. Se ha reforzado la plantilla, pero los médicos se ven impotentes ante la afluencia de pacientes.

Para,la coordinadora de urgencias del Ramón y Cajal, María Concejo, "el problema está ahí. Hay mucho trabajo. A los enfermos se les atiende bien y se les da un diagnóstico rápido. El problema es la falta de camas en los hospitales". Según esta doctora, en algún caso es difícil evitar que los enfermos se agolpen en los pasillos porque se les ofrecen otros hospitales y lo rechazan. Al tiempo que se saturan las urgencias, también se sobrecarga el departamento de quejas de Servicio al Paciente de este centro. En los últimos días se han duplicado las protestas. Según los médicos, "es bueno reclamar porque así se podrán tomar soluciones aunque sean a largo plazo". El hospital Ramón y Cajal, por el momento, no tiene previsto ampliar el departamento de urgencias. "Esto es algo que se repite como mucho dos meses al año", concluye la doctora Concejo.

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