Major y Bruton desvelan hoy su plan para pacificar el Ulster y avanzar hacia la reunificación de Irlanda
La suerte está echada. Un paso trascendental hacia la paz definitiva en el Ulster y a unificación de Irlanda -un proceso largo y repleto de obstáculos- darán hoy en Belfást los primeros ministros británico eirlandés, John Major y John Bruton, respectivamente. A falta de otros logros, Major quiere pasar a la historia como el pacificador de Irlanda del Norte, empresa a la que ha dedicado los dos últimos años de su inestable carrera en el número 10 de Downing Street. La base definitiva sobre la que rodará ese proceso de paz -y lo que es no menos importante- la estructura de un nuevo Gobierno autónomo para el Ulster, será anunciado hoy en Belfast por los dos dirigentes.
Cuando están a punto de cumplirse los seis meses del alto el fuego del IRA, y pese a la creciente oposición de los partidos Unionistas, Irlanda del Norte se prepara para afrontar una nueva etapa de su historia. En la Cámara de los Comunes, Major rogó de nuevo ayer al pueblo y a los políticos del Ulster que interpreten el documento con una mente abierta.Tras una larga reunión de su Gabinete, John Major recibió el apoyo necesario de sus ministros para volar a Belfast, donde desvelará, desde el castillo de Hillsborough, el contenido del documento que traza las líneas maestras del futuro político de Irlanda del Norte. Con un escueto comunicado, el Gobierno daba luz verde a Major, quien saborea ya intensamente su fama de pacificador. "El Gabinete ha dado su conformidad para que el documento marco y las propuestas para un Gobier no local en Irlanda del Norte sean publicados bajo la forma aconsejada por el ministro para esta provincia", señalaba el texto.
El primer ministro conservador ha hecho de la causa de la paz en esa atribulada zona de Irlanda el eje de su. tarea política, siguiendo los pasos, todo hay que decirlo, de su antecesora Margaret Thatcher, que sentó las bases de la colaboración entre Irlanda y el Reino Unido en el acuerdo firmado por ambos países en 1985.
Cooperación
Major llegó a medianoche a Belfast, donde tenía previsto dar los últimos toques con Bruton a la presentación del documento marco. El primer ministro británico viajó con el texto de 26 páginas bajo el brazo, convencido de que una amplia mayoría del millón y medio de habitantes de Irlanda del Norte entenderán la lógica de la cooperación entre el norte y el sur de Irlanda que el documento propugna.
El texto fue filtrado casi en su totalidad por el diario The Times hace unas semanas y ha provocado las mayores iras de los unionistas . Ayer, en una conferencia de prensa desarrollada simultáneamente en Londres y en Belfast, el mayoritario Partido Unionista del Ulster (PUU) irrumpió en escena con un nuevo proyecto de diálogo. James Molyneaux, el veterano líder del PUU reiteró su disconformidad señalando que el documento puede convertirse "en el problema fundamental del Ulster en lugar de presentar las bases para una solución del misrno". Molyneaux se ha sacado de la manga un proyecto totalmente alternativo al elaborado por Londres y Dublín. Un proyecto que propone la creación de una Asamblea interina -notablemente parecida a la que funcionó en el Stormont hasta comienzos de los años setenta- a la que seguiría un debate de seis meses entre todos los partidos políticos, además de los representantes de los Gobiernos irlandés y británico.
Es un proyecto que guarda ciertas similitudes con el presentado el lunes por el líder del Partido Unionista Democrático, lan Paisley. Major se entrevistó precisamente, ayer con Paisley, un pastor religioso permanentemente caricaturizado por la izquierda británica, pero que todavía disfruta de la mayor popularidad entre los políticos del Ulster. La última reunión entre ambos se saldó hace: unos pocos meses con una furibunda espantada de Paisley del despacho del primer ministro. La idea de Paisley es que el documento marco sobre el futuro de Irlanda del Norte no es más que la forma sibilina que ha tomado la "rendición" incondicional del Gobierno británico a las pretensiones del IRA, y del partido político que les representa, el Sinn Fein, y que abre las puertas a una Irlanda unida.
Major se cree capaz de convencer a los unionistas de que se sumen a su proyecto. En cuanto a los otros británicos (los de la isla de Gran Bretaña), el primer ministro no tiene que temer oposición alguna entre una población que en este asunto se muestra mayoritariamente indiferente.
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