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Todas las tendencias de Cibeles se inspiraron en los años cincuenta

El ritmo gaditano de Los Pepes clausuró ayer la Pasarela

El exquisito punto de Joaquim Verdú y la marcha gaditana de Los Pepes cerraron ayer la 14ª edición de la Pasarela Cibeles. El rosa flamingo, el chachachá y el wonderbra de pedrería de Los Pepes alegraron la clara tendencia de esta edición protagonizada por el gris y los tonos oscuros. Según lo visto estos cuatro días, la ropa del próximo invierno tendrá mucho que ver con la de los años cincuenta: faldas tubo, largos medios, hombros estrechos sin hombreras y escotes discretos, salvo en los momentos especiales.

Joaquim Verdú, que debutaba en Cibeles después de ser un veterano con éxito en el Gaudí de Barcelona, sorprendió por el concepto y la calidad del producto. Chaquetas cortas, jerséis amplios, rebecas largas y vestidos de gruesa lana multicolor y artesanal armaban una colección perfectamente ponible desde la primera hasta la última prenda.La jornada continuó con el anodino desfile de Palacio & Lemoniez, donde mandaba el vainilla junto al gris y las omnipresentes prendas negras. Su único acierto aplaudido por el público fueron unos vestidos mini, en rojo tomate.

En contra de lo que ha venido ocurriendo otras tardes, la marcha de Los Pepes hizo moverse en el asiento al personal. "One, two, three, chachachá"; un verdadero carnaval que se acompañó en la pasarela con la provocación de la licra brillante y el tejido metalizado." Las chicas, sobre altísimas botas de piel sintética, fueron jaleadas por un rumbero que repartía rosas y un modelo negro (habitual en desfiles de Versace) en bañador de invierno rosa eléctrico y altas botas para la nieve como únicas prendas. Los Pepes usaron con mucho humor la falsa cebra y el falso astracán para las chaquetas. El resultado final era tan sensual como canalla.

Tras Los Pepes llegó el aburrimiento. La firma Etxant & Panno y María M. demostraron poca convicción al dibujar, aunque menos al coser. Los dos desfiles cojearon de la misma pata: poca originalidad y dudosos cortes.

Ensalada de tendencias

A Menos Cuarto, que se mantiene fiel a la bandera de la modernidad sin abandonar ni sus fuertes gamas ni la licra, en cuyo uso fueron pioneros, cerró la l4ª edición de la Pasarela Cibeles para el próximo invierno.

A lo, largo de cuatro días y con una media de cuatro pases diarios, las tendencias en la Pasarela Cibeles han tenido puntos comunes. Todos los diseñadores han vuelto la vista a los años cincuenta para quedarse con la falda tubo y el largo medio, el negro hasta los pies para la noche, los hombros estrechos (se acabaron las hombreras) y el escote discreto salvo excepciones. El pantalón masculinizado en corte recto o tubo compensado con el uso del punto de fuerte textura fueron otra constante; la transparencia sigue creyéndose a sí misma que es novedad.

Sólo llenaron hasta la bandera (la capacidad máxima del Palacio de Congresos es de 2.000 personas) Nacho Ruiz, Roberto Verino y Victorio & Lucchino. En la memoria de las modelos quedarán los terribles momentos vividos sobre los imposibles tacones de aguja forrados de raso que Victorio & Lucchino impusieron a las paseantes. Las frecuentes apariciones de modelos masculinos convirtieron la pasarela en un salón mixto, lo que puede cambiar sus perspectivas ante el mercado. En la retina del público quedan los zapatos planos de Modesto Lomba realizados por Yanko; la peluquería de moños de barquillo y peinecillos de concha de Victorio & Lucchino, y la descarnada sensualidad de Verino.

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