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Los modelos de ocasión eclipsaron el terciopelo

Victorio & Lucchino impactan con sus lujosos tejidos en negro y sus estampados

Las perchas ilustres vencieron ayer sobre las prendas que las cubrían. Un gran bailarín valenciano (Nacho Duato), un príncipe africano con un aro en la nariz (Patrick de Bana), una estrella de la revista (Norma Duval) y una top (Elle MacPherson) concentraron la atención de la tercera jornada de la Pasarela Cibeles, que muestra en Madrid las tendencias para la ropa del próximo invierno. La trastienda del evento olía a romero fresco: era el conjuro, de Victorio & Lucchino para alejar el mal fario. Sin embargo, Modesto Lomba no necesitó más hechizo que la austeridad de su línea en gris.

Nacho Duato llegó puntual a su cita con la Pasarela. A las 12.00 esperaba ya apostado junto a la puerta de maquillaje, aparentemente ajeno al revoloteo que generaba a su alrededor. Modesto Lomba no lo tuvo nada difícil para convencerle de que desfilara con su ropa. "Me lo planteó en una cena y le dije que sí al instante. Me gustan mucho todas estas cosas y la moda es el reflejo de lo que vivimos", dijo el bailarín.Lomba se declara enemigo del reclamo de las top models internacionales "'Por todo el jaleo que generan", dijo, pero esta vez confió en la relación profesional y de amistad que le une con Duato, con quien incluso ha hecho un ballet, Mediterránea. "Al fin y al cabo, Duato es perfecto para mi ropa", señaló.

El ornamento nos estorba tanto más cuanto más profundo sea nuestro dolor o más exagerado nuestro gozo". Esta cita de Tessenow fue toda una declaración de principios para una colección dominada por el gris profundo. Con abrigo sobrio y pantalón recto de pinzas, Nacho Duato despertó pasiones entre un público muy puesto y, hasta ese momento, circunspecto. El músculo del bailarín se cubría además con ceñidas camisetas de algodón alisado en tonos que iban del violeta al ladrillo. Al director del ballet le llamaron a gritos: "¡guapo, torero!", pero Patrick de Bana, también bailarín y verdadero príncipe zaireño, también levantó suspiros y pasiones en el auditorio.

Lomba cerró con una atrevida versión de la clásica novia. Judith Mascó y Elena Barquilla, con sendos ramos blancos en sus manos y sencillos trajes de línea holgada, aparecieron cogidas del brazo. Lomba quería que parecieran dos novias camino del altar al encuentro de sus chicos, pero la interpretación general fue muy diferente. "Si Nacho Duato dice que sí, nos casamos los tres", bromeó una de las modelos en un fin de fiesta del que ha sido el desfile mejor articulado ritualmente por el coreógrafo Antonio Palazón.

La Pasarela, con su ir y venir de encuentros y besamanos, demostró que más. del 50% de su actividad profesional se reduce a hábiles relaciones públicas. Famosos, encargados de imagen, fotógrafos por libre, cargos públicos y hasta presentadores de televisión se alternan en informales corrillos al margen de los desfiles.

Los sevillanos Victorio & Lucchino también desembarcaron alrededor de mediodía en el Palacio de la Castellana con un nutrido pelotón de operarios. Las perchas rodantes dejaron ver a los curiosos vestidos de pasamanería, encajes y delantales, conjuntos estampados y, cómo no, faralaes: el sello de la casa. Además de su colección, el tándem andaluz traía una bomba de dos metros de alto nacida en las antípodas: Elle MacPherson, que pasó seis modelos que culminaron en un largo traje de fiesta con múltiples capas de tul de colores. Ni a Victorio ni a Lucchino les importa que no parezca mediterránea: "Tiene un aire internacional y por eso la hemos elegido. Hay que romper con los tópicos; además, Andalucía está llena de chicas rubias con ojos azules. Con nosotros desfila también miss Andalucia y miss Cádiz".

Prácticamente en ninguna colección ha faltado el terciopelo en algunas de sus múltiples variantes, con lo que se puede hablar de uno de los tejidos básicos de tendencia.

Por la mañana, la Pasarela se estrenó con un Paco Casado sideral. Su diseño combina el cómic con un intento de glamour, lo que hoy es todavía clara tendencia en muchos lugares del mundo. El primer desfile colectivo había reunido en la tarde a Veva Medem, sobria y consciente de la escala de su trabajo, junto a una agresiva Ángela Arregui que apostó una vez más por el llamativo color rojo y la piel sintética con su logotipo bordado. Victorio & Lucchino lograron esa atmósfera particular basada una vez más en su versión propia del oro y la grana y en combinaciones de tejidos y estampados florales muy complejos. Las líneas siempre entalladas, el largo alternando la minifalda con el hasta los pies y una tendencia al lujo a través del brillo y la transparencia del encaje rococó pueden ser las características principales de un éxito que los separa de la gitanería y los lleva hasta la lejana poesía naranja de lo hindú.

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