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No habrá nuevas iniciativas El Europarlamento crítica a Santer por la escasa ambición de su programa

Xavier Vidal-Folch

Si Jacques Delors era el arquitecto-profeta apasionado por la innovación, Jacques Santer será el gestor buen padre de familia, como quiere el Código de Comercio español. Quedó claro ayer en el Europarlamento. Concreto, metódico, pragmático: así es el programa de trabajo de la Comisión para 1995 que presentó su presidente, criticado por falta de ambición. "No quiero lanzar nuevas iniciativas si no se cierran las pendientes", se defendió,.

"Hay que tapar huecos antes de lanzarse a otros horizontes", insistió Santer al replicar a los eurodiputados. Desde la izquierda, se le imputó la escasez de propuestas sobre la Europa social. Desde la derecha, se, le censuró su escasez de ideas para construir la política exterior y de seguridad común.La socialista Pauline Green se declaró "decepcionada" porque el programa es "sólido" en iniciativas sobre la sociedad de -la información y en la preparación de la moneda única, pero "es light en las políticas populares": en empleo, "no va más allá" del Libro Blanco de Delors, y es débil en Protección a los consumidores., medio ambiente y lucha antirracismo.

El líder del Partido Popular Europeo, Wilfried Martens, se mostró favorable al hincapié santeriano en la moneda única y la sociedad de la información. "Por el contrario, esperamos", indicó, "más audacia, más iniciativas de la Comisión en las cuestiones de seguridad exterior, diplomacia y justicia.

Otros fueron más radicales, como los Verdes -"no he encontrado ninguna respuesta a las preguntas. de los ciudadanos", dijo su portavoz, Claudia Roth-, la Izquierda Unitaria "sus propuestas son inerciales", opinó Alonso Puerta- o los radicales: "Deseábamos más ambición. Nos preocupa que la Comisión se conforme exclusivamente con la gestión" y que dé prioridad a los "asuntos económicos sobre los políticos", adujo Catherine Lalumière, del grupo de Bernard Tapie.

Santer agradeció las críticas, pero no "las exageraciones", y liquidó éstas con una frase de Talleyrand: "Lo que es exagerado es insignificante". Retomó el hilo de su discurso de presentación: pragmatismo, continuidad, método.

Ése fue su mensaje. Administrará este año con diligencia las herencias del pasado. Para lograrlo, "hay que evitar legislar en exceso" y "actuar menos para actuar mejor".

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52 propuestas

Las nuevas propuestas legislativas serán sólo 52, cifra similar a la del año pasado y muy inferior, a las.. 180 propuestas de 1990. Proyectos para concretar los grandes objetivos proclamados en la sesión de investidura de enero: creación de empleo; moneda única; solidaridad social y regional; seguridad interna e influencia exterior; gestión eficaz y preparación de la conferencia de 1996. Pocos inventos, pues. Acompañados de una doble promesa: por un lado, se revisará en octubre la aplicación de las 52 iniciativas. Por otro, se gestionará eficazmente las legadas por el pasado. "No basta con comenzar nuevas obras, sino que hay que concluirlas", insistió el sucesor de Delors. "Un gran número de propuestas están todavía pendientes ante el Consejo y el Parlamento. Hemos contado más de 100, y eso perjudica a la imagen de Europa", remató.

Lo pendiente preocupa, apuntó Santer, en los ámbitos del mercado interior, la política energética y el medio ambiente. La caída de obstáculos en los mercados eléctrico y gasístico, la puesta en marcha de las grandes redes y de la moneda única mediante la "aplicación estricta de lo que dice el Tratado" (condiciones de, convergencia) son los principales retos del año. Casi todos saben que el primer año de esta Comisión está encorsetado por lo que deseen los Estados en la Conferencia de 1996. Muchos deseaban que apretase más el ritmo. Casi todos lamentaron que Santer sólo respondiera globalmente a sus preguntas.

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