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DESPLIEGUE MILITAR EN CHIAPAS

El Ejército mexicano ocupa un fantasmal cuartel general zapatista

Las tropas mexicanas intentan conducir a la guerrilla de los insurgentes hacia zonas inhabitables

Tepeyac ENVIADA ESPECIAL

Guadalupe Tepeyac se ha convertido en un pueblo fantasma. El corazón del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en la selva Lacandona ha quedado desierto tras la llegada de las tropas mexicanas. Los hombres huyeron a los cerros; las mujeres y niños, paradójicamente, hacia los albergues gubernamentales. Los militares se han adueñado del cuartel general del subcomandante Marcos.

Entretanto, el gobernador de Chiapas, Eduardo Robledo, del partido gubernamental, PRI, cuya elección impugnaban los zapatistas, presentó ayer su renuncia por un plazo de

11 meses (uno más implicaría, su salida definitiva del cargo) para favorecer la reconciliación.

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Viene de la primera páginaEl miedo reina entre las poblaciones de la zona zapatista a pesar de los denonados esfuerzos del Ejército para ganarse su confianza mediante el reparto de alimentos y medicinas. El cerco a la guerrilla, replegada hacia el interior de la selva, se estrecha cada día.

"Toda la gente está aplaudiendo nuestra intervención", comenta ufano el general Guillermo Martínez Nolasco, jefe de la agrupación que se ha asentado en Guadalupe Tepeyac. Después de la afirmación, llegan las matizaciones: "En Nuevo Momón nos recibieron a tiros. Fueron varios francotiradores. Mataron a un coronel. Aquí encontramos a unas 70 personas, sobre todo mujeres y niños. Tuve la impresión de que nos iban a emboscar. Pero no fue así".

El sol de oro de la tarde empieza a ocultarse detrás del enorme peñasco que se eleva sobre el poblado. Algunos caballos y decenas de gallinas despistadas son los únicos seres vivos, aparte de los soldados, que quedan en el lugar. Las casitas de madera tienen las puertas abiertas. Dentro, la ropa, los cestos, los restos de comida. Como si los habitantes se hubieran desintegrado.

Los civiles emprendieron marcha hacia Nuevo Momón, a 40 kilómetros antes de Guadalupe Tepeyac, a pesar de la invitación del Ejército a que se quedaran. Los hombres ya se habían escondido en las montañas de alrededor.

Todo sigue exactamente igual que hace una semana. El hospital inaugurado por Carlos Salinas de Gortari cuatro meses antes del levantamiento de la guerrilla, en enero de 1994, resulta más desproporcionado ahora que el pueblo está vacío. Ahí está la pancarta que lo rebautizó hace meses como Emiliano Zapata-Ché Guevara, personajes cuyos ilustres nombres habían regado toda la geografía zapatista. Unos metros más adelante, el Ayuntamiento. "Municipio, zapatista San Pedro Michoacán. Estado rebelde de Chiapas" reza el letrero de la puerta.

En este lugar se produjo la última comparecencia pública de Marcos, el pasado 19 de diciembre. Entonces, una guardia pretoriana encapuchada seguía el rápido paso del subcomandante de buena madrugada. Ahora, unos soldados resguardan el lugar.

Detrás de cada recodo hay una tanqueta. Apuntan hacia las alturas. "Esto es una fortaleza. Nos tienen rodeados si quieren", dice el general. "Ayer localizamos a siete de ellos en aquel cerro. Iban corriendo, armados. Pero no dispararon". Esa misma mañana, sin embargo, el eco de un disparo resonó ante un grupo de periodistas. "Es pura presión psicológica", comentan fuentes militares. "Ésa va a ser su estrategia. Como cuando dijeron que habían minado los accesos a la selva, lo que no era cierto". El Ejéroito mexicano sabe que sólo unos centenares de zapatistas están bien armados (con Kaláshnikov AK-47) y han recibido entrenamiento guerrillero. Se trata del mando del EZLN, mestizos y algunos centroamericanos. "El resto es la gran masa: indígenas mal armados".

La operación, dicen fuentes militares, será larga. "Es una ofensiva lenta, con un objetivo: conducir a la guerrilla hacia lugares inhabitables para que recapaciten y vuelvan a sus pueblos. Tratamos de evitar en todo momento el combate". Pese a ello, la estrategia es compleja, según estas fuentes: "No tenemos al enemigo de frente. Se quitan la capucha y té aplauden desde el camino, y les das comida y apoyo logístico sin saber".

El Ejército niega de forma taxativa que se haya cometido el más mínimo abuso contra la población. civil. "La única agresión la sufrimos nosotros en Nuevo Momón, con un muerto", dice molesto el general. "Aquí hay gente de la Procuraduría de la República abierta a recibir cualquier tipo de denuncia". Ayer mismo, el presidente Zedillo ordenó la apertura de la zona de conflicto a la prensa para terminar con las acusaciones de bombardeos y ejecuciones lanzadas por el EZLN.

De momento, ya se ha producido un desmentido: una organización humanitaria logró entrar el sábado en Morelia, localidad supuestamente bombardeada por las fuerzas aéreas. Los voluntarios destacaron que la zona estaba en calma.

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