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Maruja Mallo, la musa del surrealismo español, fallece en Madrid a los 93 años

La pintora vivía desde hace 10 años en una residencia geriátrica

La pintora Maruja Mallo, cuyo verdadero nombre era Ana María Gómez González-Mallo, falleció ayer, a los 93 años, en una clínica geriátrica de Madrid, en la que estaba ingresada desde hacía 10 años. Según personas muy cercanas a ella, que la visitaban con frecuencia, Maruja Mallo, considerada como la musa del surrealismo español, estuvo plenamente consciente y lúcida hasta el último momento, aunque se encontraba inmovilizada a causa de una fractura de cadera. Incluso conocía la presentación en la próxima feria de Arco de unas cerámicas a partir de unos diseños suyos de los años treinta.

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Un permanente estado lírico

Maruja Mallo pertenecía a una familia de 13 hermanos, de los que siete están vivos. La capilla ardiente con los restos de la artista será instalada hoy, a partir de las 11.30, en el tanatorio de la calle de Salvador de Madariaga, de Madrid.La muerte de Maruja Mallo conmovió ayer a pintores de la generación surrealista, como Eugenio Granell, y produjo reacciones de admiración hacia su personalidad artística entre pintores españoles que apenas la conocieron pero que tenían referencias de su originalidad.

Eugenio Granell dijo que con ella "se pierde a una de las grandes artistas españolas de este siglo". "Ella fue una de las surrealistas más originales", comentó. "Yo la conocí antes de la guerra civil. Era una mujer de una alegría y un entusiasmo desbordantes, pero era a la vez muy sencilla. Realizó su obra sin aspavientos no buscaba a nadie para que se ocupara de ella y la diera a conocer. En lo político, fue una clarividente del siglo y supo vivir sus ideas con valentía. Me produce una enorme tristeza su muerte porque creo que con ella desaparece una artista de dimensión universal".

Antonio López comentó: "Nunca hablé con ella y conozco poco su obra, pero por lo que conozco, unido a las cosas que he leído y oído, me parece que era una mujer de una gran personalidad y una persona muy interesante. Me da la sensación de que ha sido poco valorada".

Sigfrido Martín Begué declaró que admiraba el "humor pre-punk "de la artista. "Su figura y su obra despertaron una nueva atención entre los artistas de los ochenta. Lamento mucho que no se haya hecho hasta ahora una gran retrospectiva de su obra", afirmó.

El pintor e intelectual gallego Isaac Díaz Pardo, que coincidió con Maruja Mallo durante el exilio en Buenos Aires, destacó que fue sobre todo "una artista comprometida con su tiempo". "Era un exponente de las vanguardias históricas que sufrieron la persecución en toda Europa precisamente por ese compromiso que les llevó al exilio". Díaz Pardo señaló que Mallo, junto a Eugenio Granell, también exiliado, y Urbano Lugrís, logró dotar a la pintura gallega de una tradición surrealistal informa Xosé Hermida.

Laxeiro, otro pintor gallego que coincidió con la artista durante su exilio, destacó sobre todo sus habilidades como dibujante y los murales que le vio realizar en la capital argentina, "donde su obra siempre fue muy apreciada". "Tenía una gran conciencia política. Era muy de izquierdaspero a la vez muy anticomunista", señaló.

Para el historiador Eugenio Carmona, Maruja Mallo representa "una línea de la modernidad de la cultura española, evitando el punto negro de la España franquista". "Fue la musa del arte nuevo de los años veinte, del surrealismo dé los treinta, de la nueva cultura de los setenta y de la movida de los ochenta".

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