Indígenas duchos en la guerra
El fuerte lomo de los indígenas amazónicos, su conocimiento de la manigua y la destreza en el combate selvático constituyen valores culturales especialmente apreciados por los conquistadores y las posteriores expediciones bélicas que hicieron historia en América Latina. Esta rica alfabetización guerrera, siempre más atendida y respetada que la otra, participa -glorificada- en las patrullas ecuatorianas y peruanas de la Cordillera del Cóndor, o marcha en cuerdas de porteadores hacia las trincheras orientales de esta guerra fronteriza. Un teniente ecuatoriano citado por la agencia France Presse destacaba que "un shuar tiene suficiente poder para cargar un peso que ni siquiera un soldado preparado soportaría. Con ellos contamos para abastecer a los destacamentos que están en la línea de fuego". El periodista agrega que los aborígenes actúan en la jungla "como demonios, camuflándose entre la maleza igual que si fueran camaleones". Los shuaras y yurumbis se agrupan en batallones ecuatorianos de primera línea. Un alcalde provincial de Perú asegura que en este país 60.000 ashaninkas, aguarunas y huambizas se aprestan también al combate en la nueva contienda por la divisoria. "En esas unidades militares no solamente hay elementos profesionales sino también aguerridos indígenas yurumbis y shuaras que, portando armas sofisticadas, están listos para luchar en defensa de la patria", precisa aquí una periodista local. Este viernes, el cadáver de uno de ellos, caído en Condor Mirador, era conducido con todos los honores hasta Santiago "donde recibirá cristiana sepultura". Los shuar sufrieron especialmente el Protocolo de Río de Janeiro de 1942, denunciado como inaplicable e injusto por Quito en 1960, ya que la frontera trazada en aquel documento separó a muchas familias, atrapadas hoy a ambos lados de la controvertida línea de mojones.
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