Cano Lasso: "Me interesan los valores intemporales de la arquitectura"
Una antológica reúne en Madrid sus obras y proyectos
Unos dibujos de los cascos antiguos de Segovia y Toledo anuncian, en el paseo de la Castellana de Madrid, la antológica del arquitecto, urbanista y académico Julio Cano Lasso, de 74 años. En la exposición aparecen, a través de planos, dibujos, maquetas, fotografías y vídeos, una selección de 300 proyectos y 120 concursos realizados en 46 años de profesión en su estudio madrileño, con la incorporación de cuatro de sus hijos. "Me interesan cada vez más los valores intemporales de la arquitectura", declaró ayer el autor de la Universidad Laboral de Almería y el Auditorio de Galicia, mientras controla el montaje, realizado por su estudio.
Julio Cano Lasso comenta, sobre! una maqueta de la planta de un proyecto de edificio de los servicios técnicos del Ayuntamiento de Madrid, el parecido con una excavación romana, y sobre fotografías de la Universidad Laboral de Almería, la combinación de una arquitectura de traza racionalista y un espíritu popular andaluz. Son algunos de los proyectos que figuran en la antológica sobre el estudio de Cano Lasso, abierta ayer -y hasta el 5 de marzo- en las salas del Ministerio de Obras Públicas, en la arquería de los Nuevos Ministerios, de Madrid (paseo de la Castellana, 67)."No me retiro", dice el arquitecto, mientras se detiene en la zona destinada a los concursos, una dedicación continuada en su carrera, que sigue ahora con sus hijos. A lo largo de su vida profesional ha participado en 120 concursos, en los que ha recibido 25 primeros premios. A pesar de esta intensa actividad, en la actualidad no tiene obra en construcción, reflejo de la crisis y de los cambios que afectan a la arquitectura como símbolo.
"Los concursos tienen sus cualidades", declara Cano Lasso. "Es la forma más deportiva, elegante y generosa de ejercer la profesión, al aceptar los fallos del jurado, que nunca he protestado. Soy un gran admirador de Don Quijote, como modelo humano perfecto, por su generosidad y altura de miras. En los concursos hay que hacer de Quijote, al tropezarse a menudo con molinos".
Cano Lasso ejerce de arquitecto desde 1949, tras acabar su carrera con premio extraordinario en la escuela de Madrid. Forma parte de una generación (Sáenz de Oiza, Fernández Alba, Cabrero) que renovó la arquitectura de posguerra al incorporarse al movimiento moderno.
"Después de la guerra había dos corrientes. Una de ellas ponía en valor todo lo que significase la raíz española. Todos teníamos la idea de la gran aportación de España a la cultura europea, y por eso queríamos evitar el complejo de inferioridad con otros países. El resaltar nuestros valores no era fácil en arquitectura y se tomaron como modelos a Herrera y Villanueva. En mi caso, nunca he querido renunciar a mi idealismo, a mis ideas, pero en aquella época vimos que el camino era el que marcaba el movimiento racionalista, moderno, funcionalista".
Cano Lasso asegura que no ha, tenido grandes cambios en su estilo, que algunos críticos han calificado de ecléctico, como recuerda el arquitecto. "Puede dar la apariencia de eclecticismo, ya que los problemas son muy diversos y se actúa con rigor en soluciones distintas. Lo que no soy es dogmático".
La exposición empieza con sus dibujos a tinta y pluma de ciudades históricas, como composición o preparación de proyectos, que en gran parte aparecieron en su libro La ciudad y su paisaje. A continuación aparecen sus viviendas, tanto chalés como sociales, en diversas ciudades. "Las ciudades antiguas son joyas que debemos dejar en herencia. La máxima creación de los hombres es la ciudad, con sus artes y formas de vivir. Una arquitectura sin preocupación social es una mala arquitectura. No hay que hacer sólo cosas bonitas, sino que sirvan a la sociedad".
En la planta superior se han instalado los numerosos concursos y las construcciones, como los edificios de Telefónica de Buitrago, Torrejón y Madrid, hasta el edificio Aragón, en Madrid, y para una firma de seguros en Las Rozas (Madrid).
Varios de los proyectos aparecen firmados por sus hijos arquitectos -Diego, Gonzalo, Alfonso y Lucía-, que, por este orden, se han incorporado al estudio desde 1981. "Me han aportado una visión más actual y me han obligado a demostrarles que yo también lo hacía bien".
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