Sobre los premios Goya
Por si esta carta pudiera representar el punto de vista de otras personas interesadas en el cine español, me gustaría expresar mi decepción y mi incomprensión ante el hecho de que una película efectista y deficiente como Días contados haya podido obtener el galardón concedido a la mejor película de un año en que el cine español ha dado obras objetivamente superiores.En concreto, me parece evidente que el cine español de este año pasado recordará sobre todo la densa, trágica y melancólica pesadilla expresionista urdida por Gonzalo Suárez en El detective y la muerte. No sólo es la mejor película española, sino, como afirma Richard Mayne en The European, una de las grandes películas europeas de las últimas décadas.
Y, sobre todo, me parece un agravio que el enorme, sutil e intenso trabajo personal de Gonzalo Suárez sobre el relato de Andersen haya sido desbancado del premio al mejor guión adaptado por un trabajo tan chapucero como es el de Uribe sobre la novela de Juan Madrid. Quien haya leído la novela habrá podido comprobar la falta de credibilidad, lo mal que encajan los personajes emplastados por Uribe sobre la sólida trama de Juan Madrid.
Días contados hubiera merecido, como mucho, el goya a la falta de convicción, a la ramplonería, a la trivialización de una realidad y de unos personajes complejos. Pero nunca, en cualquier caso, que por culpa de sus evidentes cualidades comerciales, se olviden obras maestras como la de Suárez, o innovaciones tan frescas, sinceras y originales como las del diálogo de David Trueba en Los peores años de nuestra vida.
Si ya la ceremonia de entrega de estos premios, dado el nivel de producción del cine español, es una penosa, servil y pintoresca imitación de Hollywood, su concesión sólo puede merecer una reacción semejante: ¿Goya a la mejor película para Días contados? Muy bien, se lo tenía merecido.-
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