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El responsable de la privatización desafía la política reformista del Gobierno ruso

Pilar Bonet

El vicejefe del Gobierno y jefe del programa de Privatización, VIadímir Polevánov, ha desafiado de nuevo la política de reformas que Rusia emprendió en 1992 al pedir a su superior jerárquico, el jefe del Gabinete, Víctor Chernomir din, que destituya al reformista Anatoli Chubáis como máximo supervisor del programa de privatización y lo releve por Oleg Soskovets, hoy responsable de la industria militar. Polevánov hace esta recomendación en un análisis, fechado hace seis días, del proceso privatizador.

En esa fecha, el presidente de Rusia, Borís Yeltsin, se comprometió a seguir adelante por el camino iniciado y desautorizó públicamente a Polevánov, tildándolo de provinciano que no había comprendido su papel en el equipo gubernamental. Sin embargo, hasta ayer no se habían confirmado los rumores que daban por inminente el cese de Polevánov; un gobernador provincial nombrado por Yeltsin en noviembre.El análisis remitido a Chernomirdin, al que tuvo acceso ayer EL PAÍS indica que Polevánov se siente lo suficientemente seguro para insistir en sus puntos de vista, lo que parece indicar que cuenta con buenos apoyos en la capital. Chubáis, considerado el padre del programa de privatización de Rusia, debe ser relevado, según Polevánov, porque "no está objetivamente interesado en la erradicación de los fallos " y porque "intentará continuar la muy desacreditada línea anterior"

Con Oleg Soskovets a la cabeza del programa de privatización, la "corrección" de las irregularidades "se realizará en un plazo cortísimo", por cuanto, según aduce Polevánov, la rama de Defensa y la industria aeronáutica han sufrido las mayores irregularidades.

La privatización, sostiene el funcionario, ha dilapidado los bienes del Estado, ha permitido el aumento de la criminalidad y una "intervención" encubierta del capital extranjero en el sector militar ruso, con el fin de socavar la "capacidad defensiva y económica del país". "La privatización se ha hecho sin tener en cuenta la mentalidad de los ciudadanos rusos, que consideran el Estado fuerte como uno de sus valores fundamentales", manifiesta Polevánov.

Los fallos en el proceso de privatización han "minado sustancialmente las bases del Estado ruso y han debilitado la seguridad nacional", señala Polevánov, según el cual existe una estrategia occidental para "garantizar el retraso tecnológico de, Rusia". La "dilapidación de la propiedad del Estado" ha sido, dice, una de las fuentes de la actual crisis. Las 500 empresas privatizadas más importantes de Rusia, cuyo valor mínimo es de 200.000 millones de dólares (unos 27 billones de pesetas), se vendieron prácticamente por 7.200 millones, señala Polevánov.

El 60% de las empresas rusas se ha privatizado y 40 millones de personas se han convertido en accionistas. Sin embargo, sólo entre el 5% y el 10% de aquéllas son rentables y pueden ofrecer beneficios, por lo que la "capa de propietarios en masa existe sólo formalmente", ya que en la práctica "la propiedad está en manos de una insignificante parte de la población".

El modelo de privatización ruso ha dado en dos años al presupuesto un billón de rublos, lo que, según Polevánov, es una cifra dos veces menor que los ingresos por el mismo concepto en Hungría e inferior a la obtenida por el plan de privatización de la ciudad de Moscú (1,8 billones de rubios), que funciona con un régimen separado. Las inversiones en divisas se dirigen al sector energético, señala Polevánov, según el cual las ramas básicas de la economía rusa, como la construcción de maquinaria, extracción de petróleo y gas, energía eléctrica, transportes fluviales, marítimos y aéreos y comunicaciones han ido a parar a manos de extranjeros o de organizaciones criminales. En el sector de Defensa, Polevánov acusa a las compañias extranjeras de utilizar la privatización para penetrar en la dirección de las empresas y acceder a su tecnología.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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