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Isabella Rossellini ama a Beethoven

La música del compositor impulsa el romance entre la actriz y Gary Oldman

Nueva York Pasó sin fijarse en el Born to run, de Bruce Springsteen. Ignoró el Some girls, de los Rolling Stones. No echó ni un segundo vistazo a las ofertas de Spin Doctors. El año pasado, Isabella Rossellini, atravesando una tienda de compactos de Nueva York, fue directamente a la letra B. No iba detrás de discos de los B-52. Rossellini buscaba a Beethoven. Casi una hora más tarde se aproximó al mostrador con prácticamente todo lo que había del compositor alemán en la tienda. "Debí de coger 15 compactos diferentes", dice pensativamente. "El pobre dependiente me miró y dijo: 'Realmente le gusta la música clásica".

" Tengo que echarle una mano a Beethoven", bromea Isabella Rossellini, que no está promocionando una novela o una caja de 10 compactos. Es una de las protagonistas de Immortal beloved (Amada inmortal), una película sobre Beethoven (interpretado por Gary Oldman) estrenada hace unas semanas en Estados Unidos con excelentes críticas. Inmortal beloved gira en torno a una carta que el compositor escribió a su "inmortal amada", una mujer cuya identidad es un misterio. Isabella Rossellini caracteriza a esa mujer, la condesa Anna Marie Erbody. "El papel es muy similar al tipo de persona que es Isabella", dice el director, Bernard Rose, durante una conversación telefónica aparte. "Ambas son fuertes sin ser frías".

Amor en el plató

La condesa, una húngara guapa y misteriosa, pudo o no haber sido el gran amor de la vida del compositor. Una cosa es cierta: Isabella Rossellini y Gary Oldman se enamoraron mientras hacían la película. "Estoy segura de que algún día nos casaremos. Simplemente resulta complicado. Y también es divertido. Sólo llevábamos juntos unos meses y la prensa ya nos había casado", dice.

Suspira. "Lo que realmente quiero que sepa la gente es que no es una relación superficial. Todo es muy complicado cuando añades niños a una relación. Tengo dos hijos; él, uno. Ahí hay una familia por integrar, por eso nos lo estamos tomando con calma".

En las últimas semanas, los periodistas han estado acosando a Isabella Rossellini con preguntas sobre Gary Oldmman. El actor faltó a un acto promocional para la prensa de Immortal beloved aduciendo que estaba exhausto después de rodar varias películas. Los periódicos sensacionalistas dijeron que estaba en un centro de rehabilitación, y más tarde Gary Oldman hizo pública una declaración a través de la Columbia Pictures en la que afirmaba que había ingresado por propia voluntad en una clínica de rehabilitación para alcohólicos.

Rossellini no quiere hablar del tratamiento de Oldman. "Le diré que Gary lo está haciendo, muy bien", dice con toda amabilidad, para después pasar a otro tema. Lo que no le importa es hablar del trabajo del actor. "Tiene dotes, no parece costarle ningún esfuerzo actuar. Incluso toca el piano. Por supuesto, practicó mucho el piano para la película".

Isabella Rossellini nació en Roma y se trasladó a París a los cuatro años, cuando sus padres, el director Roberto Rossellini y la actriz Ingrid Bergman, se separaron. Después se divorciaron. A los 10 años, ella y sus hermanos volvieron a Italia para vivir con su padre. "Pasaba todos los veranos y las vacaciones con mi madre. A menudo también pasaba veranos en Suecia", dice Isabella Rossellini, que habla con fluidez francés, italiano y sueco además de inglés.

Aunque de pequeña coqueteó con la idea de actuar, sus padres la desanimaron. "Mi padre estaba en contra. Ahora me doy cuenta de por que . Es muy duro", dice.

Sin embargo, creció prácticamente en medio de rodajes cinematográficos. "Prefería los rodajes de mi padre, porque él era el jefe. En los de mi madre siempre había mucha tensión. Los directores de sus películas nunca querían que hubiera una cría por allí. Los rodajes de mi padre eran otra cosa. Y siempre rodaba en Europa, donde el ambiente es mucho más relajado".

Cuando era adolescente, Isabella Rossellini entró en el Finch College, una universidad para mujeres de Nueva York en la que trabajaba su madre. Allí se dio cuenta de que sus padres no eran precisamente unos desconocidos. "Preguntaba a las otras chicas: "¿Mi madre es tan famosa como Joan Crawford?". Después me quedaba asombrada cuando decían que sí. E insistía:"¿Y como Greta Garbo, mi madre es tan famosa como Greta Garbo?". Todas se reían".

Excepto ella. "Es muy extraño. Mis padres son mis padres. Cuando estás cerca de algo, necesitas hacer preguntas. Sinceramente, no tenía ni idea de que fueran así de famosos".

Un día, medio en broma, el fotógrafo Bruce Weber le hizo unas fotos y las presentó al Vogue británico. "Hacer fotos parecía una buena manera de pasar el día", recuerda. Poco después se encontró en Italia haciendo otra sesión de fotos para Vogue, y empezó a hacer varias sesiones al año para las revistas. Rosellini estaba contenta con su carrera como modelo. "De todas formas, la interpretación era algo que quería intentar", dice.

Empezó haciendo pequeños papeles" como el de una monja en A matter of time (1976), protagonizada por su madre. Su carrera despegó cuando consiguió un papel protagonista en White nights (Noches de sol, 1985), filme que le proporcionó papeles en Tough guys don't dance (1987), Cousins (1989) y Corazón salvaje, entre otras películas.

Ella cree que se la conoce sobre todo por una de las películas de culto predilectas, Terciopelo azul (1986). "Me encanta esa película", dice. "Realmente, luché por ese papel. Un día conocí a David Lynch [el director, con el que tuvo una larga relación sentimental] en un restaurante, y al día siguiente sugirió mi nombre a todos para la película. Estoy segura de que la gente pensó: '¿Por qué ella?'. Sin embargo, el director de reparto accedió a verme, y a los dos días el papel era mío".

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