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Alfonso Armada enternece su teatro con una comedia

'Carmencita jugando', inspirada en un cuadro de Antonio López, se estrena hoy

En la última exposición del pintor Antonio López, Alfonso Armada se quedó fascinado ante un cuadro en el que una niña juega, sentada de espaldas, en la terraza de la casa del pintor en Tomelloso. Inspirado en esta obra, el autor, director teatral y periodista Alfonso Armada, de 36 años, estrena esta noche en la sala Cuarta Pared de Madrid su primera comedia, Carmencita jugando, título que tomó prestado del cuadro de Antonio López.

Escrita y dirigida por él e interpretada por la actriz Anne Serrano, el autor, que después de, diez años de oficio teatral consiguió un importante éxito el pasado año con la obra Sin maldita esperanza, abandona por primera vez su teatro descarnado y árido y ofrece como novedad una comedia en la que no se busca la carcajada, sino la sonrisa arrancada a base de dulzura y ternura. "Me pregunté qué pasaría si esa niña se volviera y empezara a hablar, pensé que quizá Carmencita tenía algo que contar, y la génesis de la historia está ahí", dice Armada, redactor de la sección de Internacional de EL PAÍS, sobre la impresión que le causó el cuadro de Antonio López.El propio pintor fue el primero en conocer el proyecto de Armada: "Le gustó mucho la idea, le hemos mandado el texto y el cartel y esperamos que venga esta noche y qué podamos estrenar la obra algún día en Tomelloso, donde vive la auténtica Carmencita

[hermana del pintor]", dice Armada.

A pesar de que en el último año Armada, Anne Serrano y la compañía Koyaanisqatsi, creada por ellos hace diez años, se han consolidado como una de las ofertas más interesantes del panorama teatral español, el nuevo espectáculo ha tenido que salvar muchos obstáculos para ponerse en pie y volver a una sala alternativa, la Cuarta Pared, donde las dificultades de infraestructura son obvias. "Es desolador, pero ya estamos curtidos y no somos llorones", dice el autor.

Carmencita jugando es una obra llena de dulzura. "Algo inexplicable con lo que está pasando, creo que ha sido una especie de protección para equilibrar tanto desastre, después de mis viajes a Sarajevo y Ruanda", dice Armada.

No obstante, el autor afirma que su obra no sólo es dulce y, tierna: "Tenemos una tendencia a idealizar la infancia, pero a la hora de la verdad no es tan maravillosa y de hecho este texto creo que al final deja mariposas en el estómago".

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