El peso de México.
DURANTE EL mandato de Carlos Salinas de Gortari, recientemente relevado en la presidencia por Ernesto Zedillo, se llegó a decir que México era el alumno más aplicado del capitalismo acelerado. Las buenas relaciones con el vecino del norte desembocaron en el Tratado de Libre Comercio (TLC), en el que también se integró Canadá. Para México eso significaba estrechar el control de la inflación, aplicar una política monetaria restrictiva y abrir la economía al capital extranjero.La crisis económica que ahora ha estallado permaneció larvada en los dos últimos ejercicios, y parece laconsecuencia lógica de la obsesión por centrar la lucha contra la inflación en el mantenimiento de una paridad muy rígida con el dólar. Estados Unidos se ha volcado en ayudar a su socio del sur para salvar el mercado -y el tratado-, pero no han tardado en saltar las voces críticas que se opusieron a él, como la del ex cándidato tejano, Ross Perot. Dicen esas voces que la devaluación se había planeado hace más de un año, pero, que se retrasó por las elecciónes a la presidencia para no deteriorar el voto al PRI. También subrayan que se ha querido relacionar la pérdida de confianza de los inversores con la crisis política por el nuevo alzamiento de Chiapas.
Pero cada vez resulta más evidente que Salinas, a quien esta crisis puede cortar sus aspiraciones a la dirección de la Organización Mundial de Comercio (OMC), taponó la devaluación para no añadir nuevos motivos de desprestigio político en un último año de mandato plagado de graves acontecimientos: insurrección en Chiapas, asesinato del candidato presidencial Colosio, etcétera. Los sucesos políticos sirvieron de coartada para no afrontar unas turbulencias económicas que desde hace meses estaban en el punto de mira de todos los análistas. El modelo de estabilización seguido se parece mucho al que durante varios años estuvo en vigor en España y acabó en las tres devaluaciones que sufrió la peseta durante 1992 y 1993.
Ese modelo, consiste, básicamente, en identificar la inflación como el principal problema de la economía y tratar de atajarlo anclando la divisa nacional a la moneda fuerte que influye sobre su entorno. Uno de los efectos es que la capacidad de compra de bienes importados aumenta espectacularmente, con el consiguiente deterioro de la balanza comercial, que sólo puede compensarse con otras rúbricas de la balanza de pagos, como el turismo (México es, como España, un país muy turístico), o con entradas, de capital para financiar deficit o por inversiones directas..
En el caso, mexicano, la falta voluntaria de informaciones esenciales, como la evolución de las reservas de divisas, permitió mantener oculto algo más de tiempo el deterioro del déficit corriente. Sin embargo, cuando se hizo evidente estalló la crisis de liquidez. El modelo de ajuste diseñado para salir de la crisis en México pasa por un proceso de privatizaciones que sea capaz de generar los recursos suficientes para financiar los desequilibrios exteriores. En el paquete privatizador se han incluido las telecomunicaciones, ferrocarriles y puertos.
No ha entrado el petróleo, la gran riqueza mexicana, garantía de una importante entrada de divisas que evitaría que el déficit corriente siguiera disparándose por encima de las ya peligrosas cifras actuales- unos 3,7 billones de pesetas al cambio actual, frente a un PIB de 26 billones. Ante estos datos, lo inversores institucionales van a pensárselo dos veces antes de invertir en México y los capitales financieros tardarán en volver.
Pero el problema de la crisis mexicana es no sólo su posible duración, sino su extensión a otros países de América Latina que estaban saliendo de la depresión, sobre todo Argentina y Brasil. Constituye también una amenaza para. el futuro del Mercosur, que agrupa a estos países con Uruguay y Paraguay, Argentina y Brasil, las dos naciones en las que los esfuerzos por reducir la tasa de inflación mediante un tipo de cambio rígido han sido más grandes en los últimos meses, están en él punto de mira de los mercados financieros tratando de escudriñar si adolecen de los mismos defectos que México. La, asamblea del FMI celebrada en octubre pasado en Madrid consagró a los países emergentes como el mejor destino, de las inversiones. La lección parece que se está aprendiendo de nuevo a base de reconocer pérdidas millonarias en dólares por operaciones especulativas que se traducen en una inmediata retirada de la mayor parte de los fondos. invertidos y en una nueva reasignación de las carteras de los grandes. inversores institucionales en busca de zonas más seguras para colocar los excedentes.
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