Bill Clinton pacta con los republicanos, pero defienden su programa de reformas
En un cambio de actitud que se ha interpretado como "inconsecuente", el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, llegó el pasado jueves a una tregua política con los líderes del nuevo Congreso, dominado por los republicanos. La pregunta es ahora cuánto durará la paz. Clinton, flanquedo por Newt Gingrich y Robert Dole, recién investidos presidentes de la Cámara de Representantes y del Senado, respectivamente, anunció después de una reunión en la Casa Blanca que llegará a un compromiso en la práctica totalidad de los puntos de la agenda republicana, pero pocas horas después volvió a defender en público su programa de cambio.Gingrich anunció anteayer tras el encuentro que Clinton ni siquiera se opondrá al proyecto republicano de introducir una enmienda constitucional para imponer el equilibrio presupuestario. Éste había sido uno de los terrenos donde el enfrentamiento entre el Congreso y la Casa Blanca había sido más feroz. El jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Leon Panetta, no tardó en asegurar a los medios de comunicación que Clinton seguía oponiéndose a dicha enmienda y que cualquier posible cambio de actitud de Clinton era meramente táctico.
"Después de ceder su agenda interna a Newt Gingrich, y su cartera de relaciones exteriores a, Jimmy Carter, Bill Clinton se ha convertido en el presidente menos consecuente desae los años 20% sentenciaba ayer el comentarista del diario The Washington Post Charles Krauthammer quien prevé que el Partido Republicano recuperará pronto el Gobierno de la nación y por mucho tiempo.
Compromiso
Clinton comunicó también a Gingrich que dará su visto bueno a dos propuestas introducidas por el Congreso republicano en su sesión inaugural del pasado, miércoles: la ley que sometería a los miembros de la Cámara a obedecer las misma regulaciones que el resto de los ciudadanos; y el llamado line-item veto, que da poder al presidente para vetar partidas específicas del presupuesto federal.
Pero el espíritu de compromiso que emanó de la reunión bipartidista del jueves hizo que los republicanos pusieran también su grano de arena: según Clinton, sus oponentes habían acordado moderar sus promesas de reducir los impuestos para evitar un empeoramiento del déficit.
El jefe del Ejecutivo había declarado a la salida de la reunión: "Mi trabajo no es el de ponerme en medio del camino y ser una fuerza obstruccionista, ni practicar la política de destrucción personal. Mi trabajo es trabajar con ellos para contribuir a construir este país y eso es lo que voy a hacer".
Pero en una entrevista emitida en la noche del jueves por la cadena de televisión ABC se mostró más combativo: "Tengo clara la decisión de que mi obligación con los Estados Unidos, con los niños de este país, y con el futuro, nos fuerza a luchar por todo el cambio de que seamos capaces". Clinton, que se lamentó del escaso apoyo a quienes "pelean la batalla del cambio" llegó a decir que se enfrentará cara a cara a la controversia incluso a riesgo de poner en peligro sus posibilidades de reelección en 1996.
La nota de color que ha salpicado la constitución del nuevo Congreso, el primero de mayoría republicana en los últimos 40 años, ha sido la entrevista reafizada por la, Cadena de televisión CBS a la madre de Gingrich, en la que ésta dijo que su hijo le había dicho que Hillary Clinton era una "zorra". La esposa del presidente respondió a la polémica por primera vez el pasado jueves invitando a Gingrich y a su madre a una visita privada a la Casa Blanca.
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