La coreógrafa Katherine Dunham regresa a Haití para colaborar en el renacimiento cultural del país

La legendaria coreógrafa y bailarina norteamericana Katherine Dunham (Chicago, 1912), una de las fundadoras del ballet negro y de la tendencia jazzística dentro de la danza moderna, regresó a Haití después de más de tres años de ausencia al que llama su "país de adopción", para colaborar directamente en varios proyectos culturales y apoyar la reconstrucción del país tras la intervención norteamericana.Para Katherine Dunham, denominada por la crítica histórica como la verdadera "matriarca de la danza negra", Haití y especialmente su capital Puerto Príncipe están inscritas en su vida y trayectoria profesional, desde que viajó por primera vez a ese país en 1935 cuando hacía su tesis de antropología por la Universidad de Chicago, sobre las danzas rituales del vudú. "Estoy muy contenta de saber que aún puedo hacer cosas por este pueblo, que, en el fondo es un gran desconocido", ha dicho la artista a su llegada a Puerto Príncipe, según informa Reuter.

En 1960 Katherine Dunham ideó una red de centros de estudio de las danzas afroamericanas en los barrios con mayor incidencia de las tradiciones negras, y alternó sus estancias entre Haití e Illinois, desde donde dirigía su red de trabajos de investigación del baile. A partir del golpe militar, la coreógrafa, que posee en Haití una casa, se ausentó del país antillano y no ha regresado hasta que el presidente constitucional Jean-Bertrand Aristide, que volvió el pasado octubre, ha consolidado la paz.

La artista ha participado activamente en denunciar el trato que las autoridades norteamericanas dispensan a los refugiados haitianos, lo mismo que se ha interesado en campanas contra la deforestación y la pobreza de ese país. Katherine Dunham se muestra optimista con el futuro de Haití: "Yo estoy segura que este es un momento clave para los haitianos, y nosotros, todos los que queremos hacerlo bien, debemos seguir de cerca lo que pase aquí en los próximos 10 años"; el presidente Aristide la ha nombrado embajadora honoraria de Haití, un papel reservado a las grandes personalidades culturales o políticas.