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Las ONG buscan la colaboración económica de empresas privadas para garantizar su independencia

Muchas firmas hallan rentable asociarse a la causa de la solidaridad

Dinero, dinero, dinero. Es la gran obsesión de las organizaciones no gubernamentales (ONG) para convertir en realidad los proyectos con los que sueñan acabar, o al menos frenar, la marginación, la injusticia y la pobreza en casa o en el extranjero. Las subvenciones oficiales ayudan, pero no garantizan un factor clave para su labor, la independencia. Para salvaguardar este tesoro, numerosas ONG buscan sus propias fuentes de financiación, colaborando con empresas privadas. Multinacionales de la industria del refresco, fabricantes de juguetes, compañías aéreas, firmas selectas de alta costura femenina, empresas de publicidad y otros negocios asociados exclusivamente con la matemática del beneficio, han descubierto en España que la solidaridad también puede ser rentable.

"Cada vez más hay una tendencia a las ayudas vistosas, forzadas por el deseo del gobierno receptor o donante a que se concreten en algo cuyo primer requisito no es la respuesta a una necesidad básica sino, ante todo, que sea fotogafiable", explica Franciso Almansa, responsable de proyectos de Intermón, una de las ONG más veteranas de España.

Para él, una consecuencia de estos planteamientos es la preferencia en las instancias oficiales por la ayuda de emergencia -la foto de los sacos de harina y arroz enviados a las cíclicas explosiones de hambruna africanas- frente a la marginación de los proyectos de ayuda a medio y largo plazo que pueden contribuir a erradicar el mal de las sequías y los niños desnutridos con una mera acción preventiva.

En su busca por la autosuficiencia financiera, las ONG intentan abrir huevas vías para atraer recursos. La organización de conciertos, corridas de toros, cocidos masivos, son algunas de las estrategias que han dado fama, además de dinero, a Aldeas Infantiles, especializada en la atención a niños sin hogar.

Condiciones

Organizaciones como Intermón o Codespa, otra ONG española especializada en proyectos para fomentar la pequeña y mediana empresa, intentan cofinanciar sus proyectos con la colaboración del sector privado. Para ellos tan valiosa es la entidad bancaria que contribuye con el dinero al contado, como la empresa de maquinaria que aporta tractores necesarios para determinado proyecto agrícola.Pero algunas ONG imponen ciertas normas a las colaboraciones empresariales. Survival International, que tiene entre sus principios fundacionales no aceptar ninguna subvención, puso recientemente en entredicho la colaboración entre Cultural Survival, una ONG norteamericana, y el famoso imperio de cosmética británico Body Shop. A través de esta vía, Body Shop ha firmado contratos como el logrado con los indios Kayapo de Brasil con los que cumple el doble objetivo de abastecerse de ingredientes para sus "productos ecológicos" -unos 6.000 litros anuales de aceites naturales para suavizantes de pelo- y sacar provecho a las simpatías que suscita en el consumidor la idea de usar para su higiene un producto que "contribuye a conservar la naturaleza". Survival Internacional cree que tal campaña no ha revertido directamente sobre los pueblos amazónicos.

"Siempre que no se trate de una empresa que figure en una lista negra de multinacionales condenadas por su actitud contra el medio ambiente o los derechos humanos y, sobre todo, que el trato no suponga la pérdida de la independencia, la colaboración de las empresas puede ser muy valiosa para ambas partes", dice Pablo Alcalde, de Ayuda en Acción, al admitir que muchas firmas han descubierto las ventajas de asociarse a la causa de la solidaridad para sus ventas. "El beneficio es mutuo; ellos amplían su publicidad y nosotros podemos desarrollar nuestros proyectos".

Aceites Carbonell, por ejemplo, ofreció una colaboración a Aldeas Infantiles que le permitió difundir el mensaje de que cada vez que el consumidor adquieriera una botella de aceite durante 1994, estaría contribuyendo a la construcción de un hogar-vivienda".

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