Ecografía a un alma de piedra
El sonido concreto de Stephan Micus, obtenido del experimento sobre bloque graníticos del escultor Elmar Daucher, ha servido a Nacho Duato para su pieza Ecos, que trata de los monumentos, tema que ya la poetisa norteamericana Elizabeth Bishop elevó a altas cotas en su poema El monumento (inspirado por suestancia en México en 1943 y su visión de las pirámides precolombinas). Metáfora cruel de la coreografía, que trata de inmortalizar a su creador, pero frágil y fugaz en su existencia: polvo, somos, aunque unos más convertidos el fino talco que otros.La pose retenida unos compases -que no estática-, es en ballet un invento estabilizado en el romanticismo, y retomado en el apogeo de las vanguardias clásicas por Schleminer, Cocteau y Börlin, Lifar y por el poco estudiado Osvalds Lémanis, como broche de una frase y recurso para fijar una imagen en el espectador, en realidad, herencia del tableau vivant del siglo XVIII. Si la ecografía permite indagar a saltos en la profundidad de las vísceras, Ecos no parece un ballet exactamente abstracto y hay sugerencias a los demonios internos del creador, que lo cercan y compulsan; hay despotismo espacial, lucha de bandos, prepotencia de los elegidos, disputa por un trapo-dádiva que cae de las alturas y se convierte en clámide o en forillo.
Compañía Nacional de Danza
Alone, for a second (Erik Satie); Ecos, (Stephan Micus); Tabulae (Alberto Iglesias). Coreografías, escenografias y vestuarios:. Nacho Duato y Walter Nobbe. Teatro de La Zarzuela, Madrid, 17 de diciembre.
El eco no es materia, sino reflejo, regreso virtual: figuración. Ecos acude reiteradamente a la pose y el hieratismo para apuntalar una lectura coreográfica que no es otra cosa que la disposición más o menos diferente de los mismos pasos, evoluciones y ritmos con que Duato intenta siempre decorar el tiempo. Por momentos, Ecos se vuelve tabla gimnástica o corpografía para culturistas, sin conseguir sensualidad alguna, pues el alma del artista, además, de pétrea, se revela helada y hasta críptica, como la escenografía, apenas entrevista entre tinieblas. azuladas y sugiriendo un muestrario de pasamanería de esos que hay en los mostradores de Pontejos.
El rey de la casa
En el estreno mundial de Ecos la participación de bailarines históricos de la antigua formación es menor al 20%, y el reparto de 12 elementos está encabezado por dos parejas: Tony Fabre y Catherine Habasque -solventes, técnicos, rápidos- y la espléndida Catherine Allard junto a Patrick de Bana, verdadero rey de la casa -tal como reza una publicidad televisiva de edredones y cortinas-, ya que protagoniza todos y cada uno de los estrenos de Duato de los últimos tiempos.Alone, for a second sigue siendo el mismo acto fallido que fue en su estreno, tan endeble y cercano al plagio en varios de sus fragmentos, y Tabulae mantiene los valores que posee: un denso y por momentos majestuoso cuadro tenebrista apoyado por la elegante música de Iglesias, aunque se desdora al estar dentro de una oferta monocorde y monocolor de tres ballets de Duato, tan linealmente iguales en concepción, código, estética y dinámica. Nacho Duato bailó en Tabulae y no se le ve en su mejor forma, con kilos de más -apunta michelines, es una peña- y una tensión que le quita brillo a su enorme capacidad corporal para ligar los movimientos.
La Zarzuela estaba casi lleno, y entre vítores y bravos de su público siguieron vibrando en el aire los ecos de algunas lacerantes preguntas: ¿Por qué la política cultural del Estado limita taxativamente la oferta de danza a una compañía de autor? ¿Qué pasa con el ballet local -clásico o moderno, da lo mismo- que no sea de estricta gobernación y procedencia escolar holandesa?. Asistió la ministra de Cultura, Carmen Alborch, quien llegó temprano, aplaudió entusiasmada y no se movió de su palco hasta la última cortina.
Babelia
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