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González y Pujol fijan en Madrid sus objetivos para consolidar en 1995 el despegue económico

Felipe González y su aliado político, el presidente de la Generalitat y de Convergència, Jordi Pujol, pactaron ayer sus objetivos económicos para 1995. Las dos horas ymedia que duró su entrevista sirvieron. para ratificar el apoyo parlamentario de CiU a González y para ofrecer una imagen de estabilidad política, necesaria tras los encontronazos surgidos entre ambos con motivo del proyecto socialista de ampliarla despenalización del aborto y conservar los gobernadores civiles. Ambos aparcaron los temas conflictivos y se centraron en cómo aprovechar la recuperación económica para "situar a España, en 1999, en el núcleo duro de los países europeos".

González y Pujol montaron una escenografía especial para reforzar la imagen de estabilidad política. Desde que en julio de 1993 se inició la colaboracián entre ambos políticos, nunca habían comparecido juntos tras las reuniones celebradas en La Moncloa. Ayer rompieron esa regla para reforzar su mensaje a la opinión pública que "a España se le abren en Europa expectativas muy importantes", según insistió Pujol una y otra vez, con la complicidad satisfecha del jefe del Gobierno.González, en total sintonía con Pujol, reconoció que la bonanza económica de los años ochenta no fue aprovechada para hacer unas reformas estructurales que consolidaran la recuperación económica de aquellos años. Ayer se comprometió ante Pujol a acometer esas reformas. Citó entre ellas los proyectos legislativos de seguros, el suelo, el comercio y la reforma de la Administración. También se comprometió a continuar con la reforma laboral si la aplicación de la actual resulta insuficiente.

Pujol puso el acento en las reformas económicas a largo plazo con los objetivos de reducir el déficit, luchar contra la inflación y controlar el cambio de la peseta. "Vamos a tener años de crecimiento económico importante si se hacen las cosas bien. Tenemos que aprovecharlo para que el país dé un salto cualitativo, gane en competitividad, aproveche la coyuntura, para introducir reformas estructurales y España suba peldaños y llegue a 1999 en condiciones de integrarse en el núcleo duro europeo". González, que aprovechó la buena sintonía con Pujol, para reiterar su voluntad de agotar la legislatura, aseguró que "hay una agenda de trabajo muy importante para l995".

La reunión, centrada en cuestiones económicas y europeas, tuvo un carácter general, según coincidieron ambos políticos. Así le, habían acordado el 30 de octubre, durante la conversación que mantuvieron cuando coincidieron en la cumbre de Casablanca, en plena marea política por el caso Palomino. En esa ocasión decidieron celebrar una nueva cumbre en Madrid -la anterior la celebraron en junio, tras los comicios europeos- sin el apremio de "las urgencias políticas".

Ante el objetivo prioritario del aprovechamiento de la recuperación económica, Pujol consideró secundarias en este momento otras cuestiones como el desarrollo autonómico, aunque matizó la importancia que tienen para un nacionalista. Hablaron, por ejemplo, del adelgazamiento de la estructura periférica del Estado, pero rehuyeron el conflictivo asunto de los gobernadores civiles. "Cuando el tema se plantee, lo discutiremos", dijo Pujol, pero tras reconocer su conflictividad lo dejó de lado e insistió en la urgencia de aprovechar la buena coyuntura económica que se apunta.

Para Pujol fue más importante la propuesta de González de organizar conjuntamente en Barcelona la Conferencia de Seguridad en el Mediterráneo, durante la presidencia española de la Unión Europea, en el segundo semestre de 1995.

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Hasta que las elecciones o los problemas les separen

Felipe González, serio y grave, y Jordi Pujol, más dicharachero, tuvieron interés en trasladar a la opinión pública que la estabilidad gubernamental no está en peligro. Pero hubo matices. Mientras el presidente del Gobierno enfatizó que las coincidencias alcanzadas en el diagnóstico y en las medidas a tomar para consolidar y aprovechar la recuperación económica "puede garantizar una cooperación continuada y sólida entre nosotros", el de la Generalitat habló de "voluntad de colaboración" con el Gobierno que ya había sido ratificada hace 15 días, supeditada a los pactos entre ambos.A una pregunta sobre la durabilidad del pacto parlamentario, González contestó que "no hay límite temporal a la cooperación y no hay que poner un límite temporal cada semana, porque esto resta confianza en el proceso de recuperación económica". "Los Gobiernos", añadió González, "deben agotar al máximo la legislatura. La voluntad de mi Gobierno es agotar al máximo la legislatura", agregó.

Pujol rehuyó comprometer en el tiempo el apoyo de CiU. "En estos momentos", dijo riendo, "nosotros hemos de lanzar iniciativas más allá de que si esta colaboración puede durar mucho tiempo o poco tiempo, que la voluntad es que dure, pero, en fin, nunca se sabe, evidentemente, y pueden surgir dificultades que no puedan ser superadas. Se trata de lanzar iniciativas, no pensadas en pasado mañana, sino en el futuro a medio y corto plazo". El presidente catalán, tras reiterar que los temas que podrían resultar conflictivos se tratarán cuando toque y no antes, no ahora, reconoció que cuando se aborden podrán provocar roces: "No he venido aquí a hablar de los problemas concretos, que ya sé que existen y que pueden surgir pasado mañana y que además pueden hacer imposible la cooperación. Pero yo he venido aquí, no a eso, sino a decirle al presidente: ¿está usted de acuerdo en que se nos abren perspectivas muy importantes? ¿Qué tenemos que hacer? Pues tal cosa y tal otra. En muchas de esas cosas coincidimos y en eso estamos", concluyó.

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