El pacto de los comisionados
Un fantasma recorría hasta ayer el Congreso: el de los posibles votos particulares en la comisión Banesto. Ayer se reunió la ponencia de dicha comisión y hoy, ¡martes y l3!, se han dado cita los propios comisionados, antes del debate de sus conclusiones por el pleno del Congreso, previsto para el jueves, día 15. La unanimidad, según todos los grupos consultados, será un hecho.Los rumores de tormenta han tenido como origen dos fuentes. Primera: el PP ha vuelto a solicitar el célebre informe realizado en 1992 por la agencia del detective norteamericano Jules Kroll sobre Mario Conde. Segunda: la existencia de discrepancias en el PP con el capítulo tercero del anteproyecto de informe, referido a Recomendaciones y sugerencias, posibles reformas legislativas.
Ninguna de estas cuestiones, según fuentes del PP, justifican voto particular alguno. Tampoco hay dos tipos de intereses, por así decir. Uno, en el cual cabría situar a los comisionados, y otro, en el que se halla la cúpula popular. En la comisión Banesto, a diferencia de la experiencia en otras, se ha desarrollado una tendencia espontánea hacia "el pacto de los comisionados". Si la dinámica del trabajo -38 comparecencias y 76 entradas de documentación o varios miles de folios- ya había perfilado un principio de acuerdo, éste fue sellado con lacre después de las declaraciones de Mario Conde, en las cuales mantuvo una actitud agresiva, casi infantil, confirmando las sospechas de los diputados.
En lo que se refiere al asunto Kroll, el diputado Cristóbal Montoro, uno de los tres miembros del PP en la comisión, elevó al Gobierno, el 12 de mayo, una solicitud de informe. Al definir el asunto, la petición se refería a "informes sobre las actividades realizadas en el pasado por Don Mario Conde, en su condición de presidente del consejo de administración del Banesto que obren en poder del Gobierno". La respuesta del ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, el 17 de junio, fue obvia: "Habiéndose constituido una comisión no permanente en la Cámara sobre intervención de Banesto el pasado 24 de febrero, en la que están representados los diferentes grupos parlamentarios parece procedente que la documentación solicitada sobre esta cuestión se canalice a través de la referida comisión con el fin de unificar y centralizar la información en el instrumento específico creado para ello".
Los informes solicitados por el PP eran tan genéricos que Rubalcaba no tenía necesidad de pronunciarse frente al informe de Kroll que implícitamente sugerían los populares. Entre el 22 de marzo y el 7 de abril, Presidencia había enviado seis documentos relacionados con Banesto.
El 25 de octubre, pues, el PP solicitó a la mesa del Congreso los "informes sobre las actividades realizadas en el pasado por Mario Conde en su condición de presidente de Banesto que obren en poder del Gobierno". Nuevamente: no hay mención a Kroll. Por tanto, es difícil que haya una respuesta específica en las próximas horas frente a esa petición genérica. Por otra parte, el Gobierno ha negado públicamente haber encargado el ya célebre informe a la agencia de Kroll. En todo caso: esta cuestión no va a ser relacionada por el PP con las conclusiones.
En el tema de las recomendaciones, el PSOE creyó que se podían extraer conclusiones prácticas de la crisis y sugirió, según el anteproyecto, algunas modificaciones legislativas. El PP estima que ello excede el ámbito de la comisión. Sin embargo, no hay aquí tampoco casus belli. Entre las recomendaciones del PSOE y la sugerencia del PP de que el Banco de España y el Gobierno elaboren un informe sobre diferentes aspectos del funcionamiento del sistema de supervisión, modificaciones1egales, operatividad de los consejos de administración y la actuación de los auditor, se ha alcanzado un pacto salomónico.
Todo esto aún deja abierto el debate en el pleno del jueves 15. El PP no perderá la oportunidad política para sacar partido. La idea es atribuir al Gobierno el retraso de la intervención. Según el PP, al contrario de lo que denuncia Mario Conde, si algún papel jugaron las razones políticas fue el de retrasar su destitución.
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