Rabin, Peres y Arafat coinciden en que la única solución radical es la paz
El Premio Nobel de la Paz, dotado con siete millones de coronas suecas (más de 100 millones de pesetas), tiene desde ayer tres nuevos socios: dos israelíes, el primer ministro, Isaac Rabin, y el titular de Exteriores, Simon Peres, y un palestino, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasir Arafat. Los tres coincidieron ayer al recibir su galardón en que la única solución radical para Oriente Próximo es la paz.
La capital noruega, marco hace un año y medio de las negociaciones secretas que desemboca ron en el apretón de manos de los jardines de la Casa Blanca, en septiembre de 1993, se transformó ayer en una fortaleza: calles cortadas, tanquetas, policías apostados en las principales esquinas... El bulevar Karl Johan, que conduce al Ayuntamiento tradicional marco de la entrega de los premios, fue materialmente tomado por unos servicios de seguridad que no querían sorpresas. Las manifestaciones de judíos llegados de EE UU o Israel para protestar contra Arafat fueron alejadas de los lugares clave.Antes del acto, Arafat y Peres mantuvieron un encuentro acompañados por el ministro noruego de Exteriores, Bjoern Tore Godal. En esta conversación, calificada por ellos de informal, se trató sin grandes avances un asunto crucial: la retirada de las tropas israelíes de las principales ciudades cisjordanas antes de las elecciones palestinas, cuya fecha aún no ha sido fijada, pero que deberían celebrarse en julio. Arafat y Rabin volvieron a mantener una segunda reunión anoche después del banquete de los premios Nobel.
Romper la baraja
Los palestinos han amenazado en vanas ocasiones con romper la baraja si los israelíes cambian los términos del acuerdo. Según éste, la retirada de Cisjordania es previa a la cita electoral. Para Arafat ésta es una de sus escasas bazas electorales ante un pueblo cada vez más desencantado por la realidad cotidiana y el empuje de los extremistas.En sus discursos oficiales ante el rey Harold V de Noruega, el Gobierno y los diputados de este país escandinavo que acaba de decir no a la Unión Europea, y 1.000 invitados, los tres líderes coincidieron en destacar que el único camino es profundizar en la senda de la paz. Fue Isaac Rabin el que lo definió con más contundencia: "La única solución radical es la paz".
"Estamos decididos a hacer nuestro trabajo, a pesar del balance homicida de los terroristas y de los enemigos fanáticos e intransigente", aseguró Rabin, de 72 años. El primer ministro israelí se comprometió a no abandonar la senda de la paz pues la alternativa es más siniestra".
Yasir Arafat, de 65 años, reclamó a sus interlocutores isralíes "acelerar el proceso", en una clara referencia al asunto de la retirada de Císjordania. Arafat advirtió en su discurso de los peligros de un estancamiento. "Hay que reforzar el proceso de paz con una visión más completa y estratégica".
Peres, un año menor que Rabin, fue el más poético: "Hubo un tiempo en que no había otra alternativa que la guerra, hoy no existe otra alternativa a la paz ( ... ) Hemos abandonado el camino de la confrontación en favor de la senda del diálogo".
Para Peres los nuevos "enemigos universales" son más complejos. "La pobreza, el hambre, la radicalización religiosa, la desertización, la droga, la proliferación nuclear..." necesitan algo más que acuerdos, necesitan del empeño de los hombres.
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