González augura larga vida a los gobernadores

Los gobernadores civíles tienen aún una larga vida por delante. Al menos así lo augura Felipe González, hoy por hoy presidente del Gobierno. Doce horas después de llegar a la capital húngara, González no resistió más la tentación y acabó hablando de política nacional, porque, explicó, "el ambiente está muy caldeado". Advirtió, sin embargo, que formulaba una mera opinión personal" ya que "el tema no ha sido todavía discutido por el Gobierno". "Los gobernadores son la representación del Gobierno central sobre el territorio, y por lo tanto, deben permanecer; por consiguiente, mantendré la propuesta de que permanezcan" recalcó.

En Budapest, González asiste hasta hoy a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europea (CSCE), en la que participan 52 países. González explicó que está en curso "un proceso de elaboración política para adaptar la Administración periférica (del Estado) a la nueva situación". "Lo que hay es un adelgazamiento de la Administración periférica".¿Cuál será el papel de los gobernadores cuando concluya ese proceso? "En un momento en que se va reducir el funcionamiento de la Administración periférica por las nuevas competencias, el gobernador debería ser el que coordine todo el esfuerzo de la Administración periférica". "Digo debería ser, porque todavía no ha llegado la discusión a nivel de Gobierno". Es decir, que con un aparato del Estado central aligerado en beneficio de las autonomías, las funciones del gobernador se reevalúan.

"Si eso cierra la polémica, que se piensa que puede haber entre nosotros, estaré encantado", concluyó el jefe del Ejecutivo, aludiendo a las discrepancias en el seno del Gobierno sobre esta cuestión.

Su principal socio parlamentario, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, sé ha vuelto a pronunciar por la desapanción de los gobernadores civiles, pero aún así González no cree que su posición provoque tensión entre el Ejecutivo y CiU. "No tiene por qué abrir la polémica, no es un tema programáticamente pensado y no hay un cambio de situación respecto a la anterior". Si así fuese, "lo lamentaría".

El presidente del PP, José María Aznar, y el líder de los nacionalistas vascos, Xabier Arzalluz, terciaron ayer en la discusión sobre los gobernadores civiles. Aznar, que defendió su permanencia, subrayó la necesidad de que sean coordinados por el delegado del Gobierno en cada comunidad. "Ni los gobernadores civiles pueden funcionar cono hace 30 años ni ser suprimidos de un plumazo", dijo.

Por su parte, Arzalluz señaló que su partido votará en contra de cualquier iniciativa para mantener a los gobernadores civiles y dijo que, en su opinión, éstos son "los chivatos o alcahuetes" del Gobierno central.Pujol, que participó en Bonn en una reunión del Comité de las Regiones de la UE, coincidió ayer con la apreciación de González de que hay que evitar polémicas inútiles en el debate sobre la supresión de la figura del goberriador civil. "Creo que [González] tierie razón al. no querer polémica. Tenemos que hablar de este terna sólo cuando corresponda. Lo que no podemos hacer es cada día una declaración sobre el asunto", aseguró Flujol.Por otra parte, Pujol respondió al alcalde de Barcelona, Pascual Maragall -quien afirmó en Bonn que la, Generalitat debía definir su. propia descentralización antes de hablar de la supresión de los gobernadores- que el Gobierno catalán no tiene competencias para crear la provincia única y que "además los socialistas y el PP se oponen". "No podemos hacer veguerías [agrupaciones de comarcas] sin la provincia única y ésta no está a nuestro alcance", añadió.

Maragall había afirmado que por los principios de subsidiariedad, de acercar la Administración a los ciudadanos y de corresponsabilidad "la Generalitat debería definir primero su propia administración periférica y la Administración central tendría que adaptarse a su diseño".Izquierda Unida (IU), a través de su portavoz en la Comisión de Administraciones Públicas, Pedro Antonio Ríos, terció asimismo en la polémica, acusando a González de defender la figura de los gobernadores para así "tener el control interno del partido en todo el territorio".