_
_
_
_

Los 'nuevos ricos' recuperan el arte para Rusia

La actual clase dirigente utiliza las grandes obras como símbolo de poder económico

Pilar Bonet

Aparte de la potencia de sus coches occidentales, la cantidad y calidad de sus tarjetas de crédito, el despliegue de guardaespaldas y la pertenencia a clubes selectos,los nuevos ricos de Rusia -los llamados g6nuevos rusos"- miden su prestigio y el de las empresas privadas que representan por sus colecciones de arte. La pintura, la escultura y los objetos decorativos de anticuario son los nuevos símbolos del poder económico en Rusia, además de constituir una inversión segura y una incuestionable garantía de solvencia para tranquilizar a los clientes.

Ningún banco comercial ruso que se precie se queda hoy al margen de los afanes coleccionistas, aunque sus directivos no siempre distingan un malevitch de un kandinski. Para suplir estas carencias están los expertos. Un total de 6.000 especialistas en arte trabajan en bancos y empresas, aunque la mayoría no son profesionales, según Galina Zagianskaia, miembro de la comisión estatal que supervisa la exportación de objetos artísticos.En la época soviética, Rusia tenía refinados conocedores que reunían tesoros como los expuestos hoy en el Museo de Colecciones Privadas, inagurado este año en Moscú. Los gustos de los nuevos coleccionistas están a menudo a la, altura de salón de arte convencional, opina Zagiariskaia. Entre sus preferencias, la experta constata el arte figurativo y también algunos nombres que suenan de las vanguardias de los años setenta y ochenta, y los temas patrióticos (llía Glazunov y sus alumnos). También observa una afición seria por el "realismo socialista", en contraste con la actitud occidental, que encuadra esta tendencia dentro de. lo de mal gusto. "Conozco a un banquero que colgó en su casa un cuadro que representaba a Lenin y a su esposa, Nadezhda Krúpskaia, rodeados de niños y se molestó cuando le dije que ' era malo", afirma Zagianskaia. Signo de los tiempos hoy es que los clientes rusos enriquecidos en el comercio de materias primas, energía y metales han desbancado a los extranjeros, predominantes en el pasado y hoy intimidados por el alza de los precios.Dos empresas se han distinguido en el nuevo mercado del arte ruso: Art-Mif, que ha organizado ferias de arte moderno y ha ayudado a formar colecciones bancarias, y Alfa Art, que organiza subastas de arte clásico. Lo que más se cotiza son los paisajes de autores como Iván Shislikin, Savrásov o Levitán. El récord de venta de Alfa Art es, de momento, un cuadro de Vasnetsov, que se vendió por casi 105.000 dólares (13.650.000 pesetas) en 1993. Los nuevos coleccionistas hacen subir los precios de los clásicos rusos e invierten la tendencia del pasado: los cuadros de paisajistas del siglo XIX, que muchos creían perdidos para siempre, vuelven a Rusia y son acogidos con los brazos abiertos. Precios elevados alcanzan las subastas de arte decorativo como las del Museo Nacional Ruso de las Artes, donde un marco de plata de la firma Fabergé (le fines del siglo XIX puede costar 30.000 dólares (3.900.000 pesetas).

Entre las colecciones corporativas existentes hoy en Moscú destacan la del banco Stolíchnaia, en la que ablanda la cerámica griega del. mar Negro.

Entre quienes se disponen a comenzar una colección está el influyente grupo Most, cuyo director, VIadímir Gusinski, está próximo al alcalde Yuri Luzhkov, que, a su vez, está cerca de Glazunov por sus gustos artísticos. Ha empezado su colección con un cuadro de Vasifl Tropinin, paisajista y retratista del siglo XVIII y XIX.

Las colecciones corporativas se exhiben en las empresas bajo la mirada atenta de fornidos guardaespaldas. En el vestíbulo del Banco Yugorski (fundado con capital petrolero) hay desde un tapiz en forma de billete de 100 rublos con la imagen de Catalina Il (en época soviética se hacían alfombras con la imagen de Lenin) hasta un cuadro de Maxim Kantor, un artista cotizado que sigue las tradiciones del expresionismo figurativo alemán. En el despacho del presidente del Banco Yugorski acaban de instalar el escudo nacional con el águila bicéfala de Rusia.

Con el apoyo del Banco Imperial, que está vinculado al sector del gas y que se ha distinguido por su sensibilidad artística, la galería Dom Nashchokina trata de recuperar a los pintores que tuvieron que exiliarse en época soviética. Al frente de esta acogedora galería está Natalia Riurikova, especialista en cine y esposa del principal asesor de política internacional del presidente de Rusia. En mayo, en presencia de Naina Yeltsin, la primera dama del país, se inaguró una exposición de Mijaíl Shemiakin, que emigró en 1971. Ahora le ha tocado el turno a Oleg Tselkov, que se exilió en 1977. En opinión de Riúrikova, el interés por los artistas emigrados de la URSS comenzó a decaer en Occidente hace cuatro años, porque el mercado se saturó con arte barato y folclor. En Rusia, en cambio, el interés por el arte perseguido en el pasado es creciente y, en el caso de Shemiakin, ha ido acompañado del éxito. Las obras del artista, cuyos precios oscilaban entre las 75.000 pesetas y los dos millones de pesetas, se vendieron en casi su totalidad.

Aprender con el tiempo

Algunos bromean sobre los gustos horteras de una parte de los nuevos rusos, pero, aunque "empiezan como ignorantes, aprenden con el tiempo y, sobre todo, desarrollan la misma intuición que para los negocios", según afirma una experta en arte. La posibilidad de comprar arte occidental de altos vuelos (Rafael o Kranaj, por ejemplo) permite distinguir a los empresarios krutie (peces gordos). A los krutie iba dirigida una reciente exposición de escultura con obras de Camille Claudel y Auguste Rodin, organizada por la galería belga Dieleman, con precios de centenares de miles de dólares.En todo caso, las nuevas galerías están contribuyendo al nuevo rostro de Moscú. El mercado del arte está en pleno desarrollo, y no por casualidad el periódico de los empresarios rusos, Komersant Dady, tiene una buena sección de cultura, donde los objetos artísticos son diseccionados como productos mercantiles.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_