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Francia y el Reino Unido buscan el respaldo de Milosevic para reavivar el plan de paz en Bosnia

Xavier Vidal-Folch

Consejo Atlántico solemnizó ayer la recomposición de la estrategia de la OTAN en a guerra de Bosnia. Entre unánimes llamadas a "mantener la unidad y la cohesión" -maltrecha por las divergencias entre Europa y EE UU- concluyó en victoria europea: "El conflicto debe resolverse en la mesa de negociación". Para activar la vía diplomática, los ministros de Exteriores francés, Alain Juppé, y británico, Douglas Hurd, anunciaron que el domingo visitarán en Belgrado al líder serbio, Slobodan Milosevic. El enclave protegido de Bihac volvió a sufrir ayer el hostigamiento de los serbios de Bosnia.

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Juppé y Hurd explorarán las Posibilidades de un pacto: modificar el plan de paz a cambio de una decisiva presión de Belgrado sobre los serbobosnios (los únicos que desafían el plan) para lograr un alto el fuego, que permita luego negociar un armisticio. "Bihac ha demostrado que bombardeando no se resuelve nada" y sobre esto "ya no hay diferencias" entre norteamericanos y europeos, dijo Juppé, dando por bueno el giro de Washington.Los dos ministros mostrarán a Milosevic una doble zanahioria. Primera, "retocar el mapa de Bosnia", manteniendo las cuotas de territorio de cada parte (49% en manos de los serbobosnios y el 51% bajo control del Gobierno de Sarajevo). Segunda, abrir la posibilidad de una confederación de Belgrado con los serbobosnios. Sólo insinuarán, para saber si estaría dispuesto a presionar a Pale para que acalle los cañones. Ni hay más detalles ni las actitudes son idénticas. Londres es más reticente que París sobre esa suerte de Gran Serbia.

Pero la nueva ofensiva diplomática será contrarreloj. "Con dolor y cierta consternación digo que el tiempo útil para la solución diplomática se nos escapa entre los dedos, es corto", ilustró el ministro español de Exteriores, Javier Solana.

Y si el éxito no corona esta iniciativa -hoy se perfilará en la reunión del Grupo de Contacto- "será inevitable la retirada" de los cascos azules de Bosnia, "por imposibilidad de cumplir su labor de ayuda humanitaria", indicó. Una retirada que, en palabras del primer ministro británico, John Major, provocaría una, matanza.

La OTAN dispone de un plan para facilitar el abandono de los soldados de la ONU. "Sería inaceptable para la población", opinó Juppé, "y difícil de llevar a cabo", pues exige no menos de 15.000 hombres sobre el terreno (otros apuntaron que 30.000) para garantizar su retirada. Mientras, el mando militar aliado para Europa pidió a Alemania que envíe aviones Tornado para contribuir a las operaciones. El ministro Klaus Kinkel prometió "considerarlo cuidadosamente". La medida exigiría cambiar su Constitución.

Los esfuerzos de recomposición de la unidad por la vía diplomática -ya rito se habla de "robustecer" las respuestas, sino de "fracaso de los bombardeos de represalia"!- constituyen un sendero sinuoso. Quien debería deshacer el entuerto, Milosevic, ha demostrado saber nadar y guardar la ropa.

El ministro de Defensa, Julián García Vargas, aseguró ayer que los F-18 españoles enviados a Bosnia ya han iniciado algunas misiones de reconocimiento, aunque todavía no forman Parte de las que realizan otros contingentes en el control del espacio aéreo, informa Isabel Salvador desde Toledo.

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