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Peres asegura que la mejor receta contra el integrismo es eliminar la pobreza

El ministro de Exteriores de Israel, Simón Peres, premio Nobel de la Paz junte, a su primer ministro, lsaac Rabin, y el líder palestino, Yasir Arafat, por su contribución a la paz en Oriente Próximo, lo tiene muy claro: el integrismo islámico, con sus secuelas terroristas, es el principal problema a que se enfrenta su país, el gran obstáculo para la paz. Y si se quiere desactivar, hay que destruir su caldo de cultivo, la pobreza que atenaza a Cisiordania y Gaza.

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En un desayuno mantenido con periodistas españoles, Peres, que ayer por la tarde participó en Madrid en el encuentro Tres religiones: un compromiso de paz, hizo notar la existencia de diferentes familias en el seno del integrismo, sin que la palestina tenga mucho que ver con, por ejemplo, la argelina. "Debemos manejar adecuadamente la situación para evitar que se llegue al desastre", precisó, "incluyendo un plan de desarrollo económico para Oriente Próximo".El jefe de la diplomacia israelí quedó a un paso de aceptar la realidad de un Estado palestino. Si bien se refirió a que la situación actual en Gaza y Jericó es aún la de una autonomía. Afirmó que la solución del conflicto, siempre con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) como principal interlocutor, pasa por el acuerdo de calendario y un mapa definitivo para la futura entidad palestina. Una confederación de ésta con Jordania sería, para él, la mejor de las soluciones.

Peres señaló que los dos años que quedan hasta las elecciones en Israel, con el riesgo de que el Likud (enemigo del proceso de paz) llegue al poder, "es mucho tiempo en términos políticos", y se puede avanzar entre tanto. Pero consideró que la opinión pública no debe determinar la marcha del proceso porque un Gobierno "no- sólo debe representar al pueblo, sino también dirigirlo".

Como prueba de la disposicion israelí, fuentes militares anunciaron ayer que los servicios de seguridad han detenido en Cisjordania a lo largo de las últimas semanas a 40 activistas del movimiento islámico Hamás.

Siria ha dejado de ser el gran enemigo de antaño, señala Peres, pero es difícil no discrepar de la, decisión de la Unión Europea, adoptada el lunes, de levantar el embargo de armas a un país que, por ejemplo, aún mantiene el embargo económico a Israel. "Oriente Próximo", señaló, "no está falto de armas, sino de paz".

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El proceso de diálogo con el, régimen de Hafez el Asad pasa por un mal momento, añadió, por la insistencia de éste en una negociación global (que sin embargo no ha impedido los acuerdos con Jordania y la OLP) el rechazo a encuentros de alto nivel y la insistencia en. "conseguirlo todo" antes de sentarse a la mesa del diálogo.

Por otra parte, el presidente del Gobierno español, Felipe González, envió ayer a la ONU un mensaje, con ocasión del Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, en el que indica que el actual proceso de paz es una "ocasión única" y que la paz contribuirá a mejorar la vida de los pueblos de la región "frente al radicalismo y la violencia". Más información en las páginas 19 y 27

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