24 muertos en un enfrentamiento de la guerrilla islámica con policías argelinos

El ataque de un grupo de guerrilleros islamistas contra un destacamento policial en una localidad cercana a Argel se cobró el pasado miércoles 24 muertos, según informaron ayer los servicios de seguridad argelinos. El comando islamista se infiltró por la noche en Sidi Abdelah, unos 20 kilómetros al oeste de Argel, y asesinó a ocho civiles. En una primera intervención, las fuerzas policiales que repelieron la agresión consiguieron abatair a seis guerrilleros. Posteriormente, una unidad de refuerzo de los servicios de seguridad mató a otros ocho. Dos agentes perdieron también la vida durante los en frentamientos.Una mujer de 65 años y un pensionista de 56 figuran entre los heridos en la incursión del comando islamista, que hirió gravemente a otros cuatro habitantes de la localidad. Según el testimonio de personas que visitaron ayer Sidi Abdelah, el pueblo se encontraba desierto.

Por otro lado, las fuerzas de seguridad argelinas anunciaron también ayer que 38 militantes islamistas armados han sido abatidos en diversas acciones policiales a lo largo de la última semana, lo que eleva a cerca de 250 el número de guerrilleros muertos en lo que va de mes, uno de los más sangrientos, desde que comenzaron los enfrentamientos armados en Argelia, en febrero de 1992. En un comunicado emitido en Bonn esta semana, el Frente Islámico de Salvación (FIS), denunció que el régimen militar argelino había matado a un millar de personas en los nueve primeros días de noviembre.

El recrudecimiento de las acciones violentas en Argelia coincide con la convocatoria de una reunión de los principales dirigentes de la oposición argelina, incluido el FIS, que debe comenzar mañana en Roma bajo los auspicios de una organización católica.

Precisamente. ayer, el Gobierno argelino, a través de su embajador en la capital italiana, denunció por "inoportuna" la reunión convocada en Roma, y recordó que "nunca había solicitado una mediación extranjera", al tiempo que anunciaba que no toleraría "ingerencias en la gestión de los asuntos internos".