"No me hace falta la materia oscura para describir el Universo"
Difícilmente se puede hablar de cosmología sin recordar a Arno Penzias y a Robert Wilson. Ellos, hace 30 años, hicieron el experimento fundamental a partir del cual empezó a ser verdad una de las más disparatadas ideas que pudieron ocurrírseles a los científicos: que el Universo empezó con una gran explosión. En 1964 Penzias y Wilson encontraron en el cosmos el susurro remanente de1a explosión inicial, del Big Bang, y en 1978 recibieron el Premio Nobel de Física.Penzias habla apasionadamente del cosmos y alude a las complicaciones de la teoría del Big Bang que tanto se discuten actualmente: desde la crisis de edad del Universo a la materia oscura, también llamada perdida (hasta el 90% de la masa del Universo, 'aunque no se detectaría más que por su efecto gravitacional).
"¿Perdida? Nadie la ha visto. Está ausente, no perdida". Y afirma rotundo que cuando se dice que la teoría del Big Bang tiene dificultades, "no se habla de la teoría original sino de versiones.... El Universo, surge de la nada en un instante y, como astrónomo, observo que seguirá expandiéndose Para siempre, con un poco más de materia que de antimateria... por razones que no entendemos. Para mí no es necesaria la existencia de la materia oscura; dejo la inflación cósmica y esas cosas para los físicos teóricos".
La edad del cosmos
¿Y el hecho de que el cosmos sea más joven que algunas estrellas, como ahora se discute? "Es muy sencillo: tú estás conduciendo a 50 kilómetros por hora y estás á 100 kilómetro de aquí, ¿cuánto tiempo hace que saliste de Madrid? ¿Dos horas? Sí y no. Depende de si has mantenido o no una velocidad constante, porque si cada vez vas más despacio llevas menos de dos horas de Viaje, pero si vas acelerando, ha pasado más tiempo. Los físicos se empeñan en reducir la velocidad porque dicen que hay una materia perdida que frena la expansión del Universo. ¡Pero si no hemos visto esa materia! La teoría del Big Bang funciona bien si no se empeñan en decir que la velocidad tiene que estarse reduciendo...".Penzias, estadounidense nacido en Alemania hace 61 años, ha venido a España, por primera vez, como invitado de la Asociación Iuve y la Universidad Complutense para hablar de nuevas tecnologías de la comunicación en Tecnho Ciencia. No es que haya cambiado radicalmente de tema. En 1964 ya trabajaba en los laboratorios Bell, de AT&T, y su misión consistía en medir con exactitud fuentes naturales de radioondas que interfirieran en las señales de los primeros satélites, cuando encontró un fondo de radiación uniforme al apuntar su antena en cualquier dirección del cielo.
"El hallazgo de la radiación de fondo... es como si un campesino egipcio descubre una tumba. ¿qué hace? ¿excavarla? No, hacerse arqueólogo", comenta Penzias. En 1964, Wilson y yo estábamos intentando medir las radioondas de la Vía 'Láctea". Se interrumpe y pregunta: "¿Sabe que el único país en que no se llama así es China? No existe la leche en la dieta china y ellos llaman a nuestra galaxia Vía de la Seda".
'Jugando' al Big Bang
Lo cierto es que ni él ni Wilson comprendían lo que estaban detectando en 1964 y fueron los físicos que estaban jugando con la idea de una gran explosión inicial para explicar la expansión observada del Universo quienes dieron sentido a la radiación de fondo un descubrimiento "después del cual la cosmología es una ciencia, abierta a la verificación por experimentos y observaciones", como destacó el comité Nobel.Hace dos años, el satélite. Cobe encontró unas minúsculas variaciones en la uniformidad de la radiación de fondo.
"Cobe es un experimento m uy bonito y muy bien hecho. Pero lo importante es que ahí está la radiación de fondo,', dice Penzias. Para él, el experimento del siglo no fue suyo sino el descubrimiento de Edwin Hubble de que el cosmos está en expansión. "No, antes aún, el hallazgo determinante fue poder medir la distancia a muchas de ellas, porque entonces el Universo dejó de ser plano, salimos del Sistema Solar y entramo s en las distancias del cosmos".
En su próximo libro Penzias no se ocupa de cosmología sino de. las nuevas tecnologías. Explica que, después de la revolución en las fábricas, de la cantidad a la calidad de los productos "cuando las máquinas dejaron de funcionar independientemente", ahora se está produciendo la revolución en las oficinas, por la. coordinación de los ordenadores y las comunicaciones. "Esta revolución actual es lo que yo llamo armonización, que tiene que darse con las personas, con el propio sistema y con el medio ambiente, lo que no sucede ahora".
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