El príncipe Andrés visita Argentina con las Malvinas como telón de fondo

Navegaba hacia las Malvinas la Armada británica para recuperarlas a cañonazos cuando el almirante Otero, comandante naval entonces de las islas, se manifestó más histrión que guerrero. "!Qué venga el principito!", retó. Y el duque de York fue entonces con el portaaviones Invencible y ayer llegó a Buenos Aires en una visita que el gobierno de Buenos Aires elevó de categoría. No se le recibe como oficial de Marina sino con rango reservado a los miembros de realeza. Esta es la primera visita de un miembro de la corona británica desde la guerra de 1982. El presidente del bloque de diputados de la Unión Cívica Radical, calificó la visita como "una afrenta". "No puede olvidarse", dijo en un comunica do, que "la presencia del citado príncipe en aquella guerra representó la más acabada muestra del poder imperial británico". El presidente Carlos Menem pretende algún tipo acercamiento con Londres sobre las islas del Atlántico Sur que satisfaga las apetencias nacionalistas de sus compatriotas y reporte dividendos a su candidatura en las elecciones generales de mayo próximo. El objetivo de los cuatro días de visita del número dos en la línea sucesoria de la monarquía británica es "reforzar el espíritu de reconciliación y mayor confianza de los últimos años"; según fuentes diplomáticas.

El príncipe Andrés descubrirá una estatua de George Canning frente a la Embajada del Reino Unido -en Londres se inauguró un monumento al general San Martín-, jugará al golf con Menem y departirá con marinos argentinos en la base de Belgrano.

El intercambio comercial entre los dos países ha subido hasta los 90.000 millones de pesetas, empresas británicas han demostrado su interés por invertir en el sector de la alimentación, y en el proceso de privatización argentino hombres de negocios del Reino Unido han colocado 210 millones dólares, fundamentalmente en gas y energía elétrica.