Irak reconoce la soberanía de Kuwait para lograr el levantamiento de las sanciones de la ONU
Treinta y cinco días después del despliegue de más de 60.000 soldados iraquíes de la Guardia Republicana a pocos kilómetros de Kuwait, el Consejo del Mando de la Revolución, presidido por Sadam Husein, aprobó ayer el reconocimiento de la soberanía del emirato y de sus fronteras internacionales. Con esta decisión, refrendada por el Parlamento iraquí y exigida por los vencedores de la guerra del Golfo, Irak pone fin a un contencioso de 75 años. El ministro de Exteriores ruso, Andréi Kózirev, arquitecto del reconocimiento, aseguró ayer: "Esto constituye un paso esencial en la buena dirección".
Sadam Husein, el hombre que ordenó el 2 de agosto de 1990 la invasión del emirato de Kuwait, rico en petróleo, siguiendo la línea política de todos los Gobiernos iraquíes desde el hundimiento del Imperio Otomano, ha claudicado al fin, renunciando públicamente a la soberanía de un país que nació en 1961 bajo la protección británica. En un extenso comunicado de cuatro puntos del Comando de la Revolución, Irak no sólo acepta plenamente la resolución 833 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas -con lo que reconoce las fronteras demarcadas por la Comisión de Fronteras, establecida de acuerdo con la resolución 687 de la ONU-, sino que se compromete, además, al respeto del principio de inviolabilidad de estas fronteras, lo que significa que Irak se propone una pacífica convivencia con este emirato.El reconocimiento de Kuwait, anunciado en octubre por el ministro ruso de Exteriores, Andréi Kózirev, quien ha mediado en las últimas semanas entre su antiguo aliado y el resto de la comunidad internacional, supone una nueva señal "de buena voluntad" del régimen iraquí con el fin de lograr el levantamiento de las sanciones decretadas hace cuatro años. El Gobierno británico calificó de "insuficiente" la medida y aseguró que "no espera que el Consejo de Seguridad [que se reúne el lunes] decida un pronto levantamiento". Para Francia se trata de "un hecho nuevo".
Los aliados, liderados por la persistencia de Estados Unidos, exigen tres condiciones para poner fin al cerco económico al régimen iraquí: desmantelamiento completo de su programa armamentístico, incluido el convencional; devolución de los bienes capturados durante la invasión de Kuwait y liberación de todos los presos políticos. Hay una cuarta que todos propugnan pero que nadie reconoce en Occidente: el derrocamiento de Sadam Hussein.
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