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IBEROAMÉRICA

Profesoras universitarias crean en Brasil una escuela para la formación de líderes populares

A sólo 150 kilómetros de Río de Janeiro, en el municipio de Sapucaia, en las márgenes del río Paraiba, fronterizo con el Estado de Minas Gerais Dios ha venido a ver a 3.000 adolescentes, en su mayoría chicas, que viven, o mejor sobreviven, en la zona rural, apartados de toda civilización, con un proyecto de educación popular alternativa que pretende convertirles en líderes comunitarios y guiarlos hasta la Universidad.La iniciativa, bajo la responsabilidad de un grupo de catedráticas de la Universidad de Río de la Institución Teresiana y financiada por las ONG Novamérica y Manos Unidas, ha sido observada semanas atrás por un grupo de periodistas españoles conducidos hasta allí por la presidenta de Manos Unidas, Ana de Felipe, y la agregada de prensa, Charo Mármol.

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Las pequeñas maestras

Comunidades agrícolas

Estas familias de las comunidades agrícolas rurales, que subsisten con pequeños cultivos de maíz, arroz, fríjoles, frutas y verduras varias, más que en poblados como tales viven desparramadas entre la selva, desconectadas de la civilización, a las que se llega a través de caminos de tierra que permanecen intransitables de noviembre a marzo por las lluvias.Son, además, comunidades que a falta de incentivos fiscales, y teniendo que utilizar terrenos -como pastizales- donde no se practican nuevos cultivos ni rotación de tierras, están llamadas a desaparecer, atraídas por el señuelo de la ciudad.

Sólo el 8% de dicha población tiene hoy energía eléctrica y carece de medios para pagarse algún tipo de energía alternativa. Un porcentaje insignificante cuenta con letrinas dentro de casa y el índice de analfabetismo es generalizado.

En todo el municipio de Sapucaia, con 20.000 habitantes, existen 47 escuelas públicas que ofrecen sólo cuatro años de educación básica generalista impartida por maestras que se encargan a la vez de los servicios administrativos y de la limpieza escolar.

Al acabar el cuarto año no existe para esos niños ninguna posibilidad de ampliar estudios, por lo que, sobre todo las mujeres, se ven obligados a replegarse en las labores agrícolas en un estado de semianalfabetismo explotado por un fuerte machismo que ve con malos ojos la promoción cultural de la mujer.

De aquí la iniciativa de Novamérica y Manos Unidas que se interesa principalmente por las adolescentes, favoreciendo la continuación de su formación a las que gozan de menos medios económicos, especialmente las de las zonas rurales más apartadas, llevándolas de la mano hasta la misma Universidad.

Dicho suplemento de educación alternativa está comprometido con los valores e intereses populares, desenvolviendo una práctica pedagógica con un enfoque que se dirige al rescate de la cultura popular y autóctona que va desde la valoración de las tradiciones más antiguas, como la medicina natural o las recetas de la cocina tradicional del lugar, a la recuperación del fracaso escolar.

Las jóvenes que se van formando en estas escuelas alternativas ponen al servicio de los más pequeños lo que van aprendiendo, usando ya los nuevos métodos pedagógicos encaminados a tomar conciencia del hecho de ser ciudadanos, y de cómo ser comunidad de base.

A los periodistas que llegamos a Sapucaia para conocer estas iniciativas lo primero que nos llamó la atención fue no sólo el entusiasmo con el que jóvenes como Marcia, Sandra, Eliana y otras reciben esta cultura alternativa, sino también el grado de madurez humana e intelectual que han adquirido, como quedó de manifiesto en el debate que sostuvieron con la prensa española sin el más mínimo complejo o timidez. Y el orgullo y la dignidad con que recibían a los visitantes en sus casas de chamizo.

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