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El Estado ha dicho adiós en la Cabilia

Un escritor argelino no puede regresar a su pueblo, controlado por la guerrilla del Frente Islámico de Salvación

Tahar Ben Jelloun

La guerra entre el poder argelino y los islamistas radicales no se limita a operaciones de atentados y sabotaje. Todos los días caen hombres bajo las balas de unos y otros. Como ha afirmado en Washington Anuar Hadam, jefe de la delegación parlamentaria del Partido de Dios en Estados Unidos y en Europa "Argelia está en estado de guerra; la lucha armada se va a intensificar".Hocin Ait Ahmed, secretario general del Frente de las Fuerzas Socialistas, lo confirma diciendo: "Estamos en situación de preguerra civil". Pero lo más grave es que hay regiones enteras bajo el control del Ejército Islámico de Salvación (EIS), rama armada del Frente Islámico de Salvación (FIS). El Estado abandona sus responsabilidades, cierra sus administraciones, retira a sus policías y gendarmes y deja el terreno libre a la oposición armada. Es el caso de una región de la pequeña Cabilia, el departamento de Jijel, a unos 300 kilómetros al este de Argel. Para situar mejor este territorio, recordemos que en el puerto de Jijel fue donde degollaron a siete marineros italianos a principios del pasado verano.

Jijel es la región más forestal de la cuenca mediterránea. Cuenta con 750.000 habitantes, cabileños muy arabizados. En esta parte del territorio argelino prevalecía un islam moderado, un islam morabito (se expresa a través de santuarios de santos a los que los creyentes encargan que transmitan a Dios y a su profeta sus quejas). Pero contra este islam, muy extendido por el Magreb, lucha el islam uahabita de Arabia Saudí. Una de las primeras manifestaciones de los islamistas argelinos fue la demolición de estos santuarios por orden y con fondos (no declarados) de Arabia Saudí. Por consiguiente, los morabitos de Jijel ya no existen.

Esta región alberga asimismo el mayor complejo hidroeléctrico del este argelino. Y, sin embargo, como ha demostrado uno de los nativos de este lugar, el escritor Sliman Zeghidur, en un reportaje publicado en o, los pueblos de los alrededores de este lago carecen de electricidad. Se mantienen en un subdesarrollo medieval con una red de comunicaciones compuesta de caminos, una red que ha retrocedido con respecto a la era colonial.

"Territorio liberado"

Hoy, Jijel es lo que se denomina un "territorio liberado", totalmente controlado por el FIS y su ejército. Incluso se ha convertido en un lugar de descanso y de reposo para los combatientes. Vienen a descansar o a cuidar sus heridas. Ya no hay colegios, ni Registro Civil, ni comisaría de policía, ni Ayuntamiento. Ya antes de la llegada de los islamistas, el Gobierno de Bumedian quiso vengarse en los años setenta de los habitantes de este departamento, porque la diáspora de Jijel dominaba los mercados de verduras en Argel. Cuando la agricultura fue nacionalizada, los agricultores de Jijel se encontraron sin trabajo y emprendieron una lucha contra el Gobierno, el cual, para castigarles, no desarrolló su región. Y, sin embargo, fue la que más padeció la guerra de liberación. Hoy, las viudas de los mártires tienen grandes dificultades para cobrar sus pensiones, porque el correo funciona muy mal o no funciona en absoluto.

Los barrios de Argel donde viven los nativos de Jijel son feudos islamistas. En Jijel, el FIS fue el partido más votado en las elecciones municipales (de 1990) y legislativas (en 1991). Ni siquiera hubo segunda vuelta. No es casualalidad que este territorio haya caído como un fruto maduro en el regazo del FIS. La gente no sabe lo que significa sharia o fundamentalismo. Pero saben lo que es el abandono, la miseria y la humillación por parte de los líderes de Argel. Al ponerse en manos del FIS, no hacen sino manifestar su oposición a un régimen que se ha olvidado de ellos. Es tán motivados por el odio y el rechazo al partido del Frente de Liberación Nacional (FLN).

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Aceptan vivir bajo otra dictadura, la del EIS, que les ha prohibido consumir alcohol y tabaco y jugar a las cartas y al dominó. Todas las mujeres, incluidas las jóvenes, llevan velo. El dinero del departamento se deduce del zakat (el diezmo que hay que dar a los pobres, según la ley coránica) de los ingresos de los emigrantes y campesinos ricos.

El Ejército ha huido

En 1992, apenas unos meses después de que se iniciara la guerra contra el poder, la región de Jijel, que es más grande que la franja que controla Israel en el sur de Líbano, está ahora sometida a la autoridad del EIS. Ante esta amenaza, los alcaldes han emprendido la huida y han dejado sus puestos a los combatientes. Los cuarteles del Ejército han sido desmantelados y evacuados. Como no hay teléfono ni electricidad en ninguna parte, el Ejército ha huido. El Estado ha dicho adiós a esta región. Todos los dispensarios y farmacias del Estado están cerrados. El FIS se ha instalado en los colegios, lo que ha obligado a los alumnos a irse a estudiar a Argel. Los militantes del FIS reagrupan a sus familias en estos pueblos, donde reina la seguridad. En cuánto a las casas construidas por los emigrantes, la mayoría han sido ocupadas. En todas partes hay controles del EIS, además de patrullas en vehículos todoterreno, con el sistema de comunicaciones de militares asesinados.

Jijel es un territorio liberado como los que hay por todo el país, como los que hay en los barrios de Argel, en los que el Ejército y la policía oficiales no se aventuran. Como dijo Sliman Zeghidur, que no puede regresar a su pueblo natal, "el mapa de Argelia empieza a parecerse a una piel de leopardo. Cada vez hay más regiones sometidas a la ley de los combatientes del FIS. Esto les sitúa en una importante relación de fuerza con el poder. Están haciendo prácticamente lo mismo que los muyahidin del FLN hicieron contra los franceses; están dispuestos a destruir todo el Estado, todo el país, para deshacerse del poder actual".

En el artículo publicado por Géo en febrero de 1991, Sliman Zeghidur escribió acerca de su región: "En mi aldehuela natal de la Cabilia de los Babores, que no acaba de entregar el alma, la falta de agua y electricidad hace exasperante la espera. Estamos a un tiro de piedra de la inmensa y suntuosa presa construida antes de la independencia en el actual departamento de Jijel. Desde la independencia, cuyo precio conocen porque lo han tenido que, pagar, los míos no dejan de tomar nota de las promesas que les hacen con una credulidad conmovedora. Palabras que Jamás fueron seguidas de ningún acto. Pero la victoria del FIS en 1990 reavivaría las esperanzas". Ahora sabemos la continuación de la historia.

Sliman Zéghidur ha publicado en la editorial francesa Hachette y en la italiana Rizzoli La vida cotidiana en La Meca.

Tahar Ben Jelloun es escritor marroquí, premio Goncourt de novela.

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