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Greenpeace y Aedenat torpedean el 'cenicero' tóxico de la incineradora de Valdemingómez

El mayor cenicero de la Comunidad, proyectado para encerrar las 29.900 toneladas de cenizas y escorias al año que producirá la incineradora de Valdemingómez, ha sido torpedeado por Greenpeace y Aedenat. Los ecologistas han presentado numerosas sugerencias críticas a la memoria del proyecto del depósito de seguridad de cenizas. El área municipal de Medio Ambiente defiende este cenicero para dar tratamiento a los residuos tóxicos que evacúe la incineradora, un horno gigante que ha costado 15.000 millones de pesetas y quemará hasta 600 toneladas de basura al día, 188.000 al año.

El fuego no acabará con toda la basura que ingrese en la planta: anualmente quedarán 10.400 toneladas de escorias y 19.500 de cenizas volantes. En total, 29.900 toneladas tóxicas para las que Tirmadrid, empresa que gestiona la planta de tratamiento integral de residuos sólidos urbanos, ha encontrado un lecho en una finca de 12 hectáreas -como una docena de campos de fútbol- de arcillas y yesos que linda con la zona de basurales al su reste de Madrid, junto al término de Rivas-Vaciamadrid. El vertedero de seguridad proyectado por Tirmadrid para almacenar las cenizas y escorias será útil durante 23 años, hasta que acumule 687.700 toneladas de escorias y cenizas.

Greenpeace rechaza este sistema de tratamiento de cenizas y escorias. "No se puede garantizar que estos vertederos no contaminen. Y son una he rencia tóxica para las genera ciones venideras", dice Juan López de Uralde, su portavoz. La asociación Aedenat añade: "La zona no es adecuada, es un terreno yesífero que no reúne las condiciones para que las ce nizas no se filtren al subsuelo. Además, no consta que vaya a disponer de doble lámina para su impermeabilización", dice Ignacio Aguado, experto de Aedenat. El Gobierno regional (PSOE) apoya estas opiniones. Su Agencia de Medio Ambiente (AMA) reclamará al Ayuntamiento un estudio hidrogeológico de los terrenos para autorizar la construcción del depósito.

Tirmadrid no cree que todos sus residuos sean tóxicos. Considera que las escorias -constituidas por materiales incombustibles y por inquemados- son residuos inertes -como los escombros- que tras un análisis que confirme este extremo se enviarán a un vertedero convencional. Igualmente, creen que las cenizas volantes de la caldera y del primer filtro (véase el gráfico) también pueden ser inertes.

Los dirigentes regionales han fijado su principal preocupación en la chimenea de 45 metros del horno. Por su boca pueden salir, junto a los gases de la combustión, dioxinas y furanos, unos compuestos altamente tóxicos que contienen cloro. Se producen, por ejemplo, cuando se queman tintas que impregnan envases, disolventes o el conocido plástico PVC (policloruro de vinilo, con el que se hacen las botellas de agua)., Las dioxinas y furanos, según un estudio provisional de 2.000 folios (repartidos en seis volúmenes) de la Agencia de Medio Ambiente de EE UU, producen cáncer. El jefe de la AMA madrileña, Arturo Gonzalo Aizpiri (PSOE), esgrime esta conclusión para alertar sobre el peligro que puede suponer la planta incineradora para la salud pública.

Esperanza Aguirre (PP), concejal de Medio Ambiente, asegura que el estudio norteamericano "no es concluyente". Tirmadrid dice que la emisión de dioxinas y furanos en una incineradora es insignificante respecto a otras fuentes.Y cita el decimoséptimo informe de la Real Comisión sobre Contaminación Ambiental del Reino Unido: "Las emisiones a la atmósfera de dioxinas y furanos de aquellas instalaciones incineradoras de residuos, sólidos urbanos que cumplan la nueva normativa al respecto no suponen peligro alguno para el hombre ni riesgo de contaminación de alimentos".

López de Uralde (Greenpeace) visita los Países Bajos: "Un informe holandés corrobora que las incineradoras son la mayor fuente de emisión de dioxinas, por delante de las fábricas de papel y de PVC, y nadie duda que producen cáncer". El debate se topa con argumentos económicos: ¿quién se atreve a impedir la apertura de Valdemingómez? "Quince mil millones no es un argumento suficiente para seguir adelante si implica un riesgo para la salud pública. Pero es un potente argumento para extremar las precauciones y evitar ese peligro", reflexiona Gonzalo Aizpiri.

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