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Los democristianos temen que el voto secreto prive a Kohl de la mayoría

La elección del democristiano (CDU) Helmut Kohl, de 64 años, en el nuevo Parlamento Federal (Bundestag) amenaza con convertirse en una película de suspense con desenlace incierto, lo que ya causa quebraderos de cabeza en las filas de la coalición demoliberal que espera seguir en el poder. Se extiende cada vez más el temor de que, en la votación secreta para elegir canciller, a Kohl pudieran faltarle votos y no conseguir la mayoría necesaria.

Al mismo tiempo, expertos constitucionalistas pone en duda la legalidad y legitimidad de las 12 actas suplementarias conseguidas por la CDU, por considerar que modifican en forma injusta la representación proporcional del electorado.Democristianos (CDU-CSU) y liberales (FDP) suman 341 escaños en el Bundestag, que se constituirá en el Reichstag en Berlín el próximo 10 de noviembre. Para elegir al futuro jefe de Gobierno la Constitución exige en las dos primeras vueltas la llamada mayoría del canciller, la mitad más uno de los miembros del Bundestag, esto es, 337 diputados. La historia demuestra que nunca un canciller consiguió reunir todos los votos de los diputados de la coalición que lo apoya. En la primera elección a canciller, en 1949, el democristiano Konrad Adenauer salió elegido con los votos justos, gracias a que él se votó a sí mismo. En 1976, el socialdemócrata Helmut Sclimidt sólo tuvo un voto de más.

A Kohl siempre le fallaron bastantes votos en las cuatro ocasiones en que el Bundestag le eligió, pero la mayoría era suficiente en aquellas ocasiones y se podían permitir el lujo de un número alto de discrepantes anónimos. En 1991, tras las elecciones ganadas después de la reunificación, nada menos que 20 diputados de su coalición demoliberal no le votaron en el escrutinio secreto. Si esto se repitiera ahora, sería un desastre para Kohl y la coalición. Basta con que cinco diputados no le voten para plantear una situación inédita en la historia de la República de Bonn, porque hasta ahora un canciller nunca reunió todos los votos propios posibles, aunque también es cierto que siempre resultó elegido.

A lo largo de su carrera, Kohl ha dejado bastantes cadáveres políticos en sus propias filas y varios de ellos ocuparán escaños en el futuro Bundestag. Se especula con que alguno podría ahora pasar la factura al canciller. En el socio liberal de coalición, las peleas internas son de tal calibre, que también algún diputado podría sacar los pies de las alforjas.

En Bonn ya se empieza a contar y especular con posibles disidentes. El diario sensacionalista Bild Zeitung incluso ya ha publicado, con foto incluida, una lista de 10 diputados de la CDU-CSU que tienen cuentas pendientes con Koh y que podrían no votarle.

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