El cobro de la entrada a los museos estatales reduce las visitas hasta un 20%

Tres meses después de la entrada en vigor del decreto que estableció cobrar 400 pesetas por entrar en los museos estatales, los resultados indican un notable crecimiento de la recaudación y un descenso de visitantes. Así, en 16 museos que el Ministerio de Cultura gestiona directamente los ingresos se multiplicaron por cinco y la asistencia cayó entre el 10% y el 20%. En el Museo del Prado y el Reina Sofía, que son organismos autónomos, los efectos han sido dispares: los ingresos subieron un 12% y un 25% y la asistencia se mantuvo y descendió un 13%, respectivamente.

El pasado 15 de julio comenzó a aplicarse el decreto que imponía el precio de 400 pesetas por entrar en los museos públicos tanto para visitantes extranjeros como españoles, con ciertas excepciones: 200 pesetas para mayores de 65 años y estudiantes; sábado por la tarde y domingo, gratis. La razón, recuerda Andrés Carretero, director de los Museos Estatales, fue la orden de Bruselas para "acabar con la discriminación que sufrían los ciudadanos de la Unión Europea en nuestro país, que pagaban todos, mientras que los españoles entraban de valde". La normativa afecta a todos los museos estatales, aunque no todos aplican la misma tarifa, y el dinero recaudado va a parar al Ministerio de Economía y Hacienda. Sólo el Prado y el Reina Sofía tienen cierta autonomía para decidir el destino de sus ingresos.La red de museos de titularidad estatal dependientes de Cultura -una verdadera telaraña administrativa- consta al día de hoy de 89 centros, de los cuales este ministerio Controla directamente 18, aunque sólo se poseen datos del último trimestre de 16. La gestión del resto de museos corresponde a las comunidades autónomas, que aún no han comunicado al ministerio sus resultados. No obstante, Andrés Carretero sostiene que en ellos también se cumple la tendencia de multiplicación de ingresos y ligero descenso de visitantes.

Bonos semanales

La estrellas de estos museos son el Sefardí y la Casa del Greco, ambos en Toledo, que reciben unos 300.000 visitantes al año, respectivamente, y el de Arte Romano de Mérida y el Arqueológico Nacional, en Madrid, con 200.000 cada uno. Por citar dos casos concretos, la afluencia de público a la Casa del Greco descendió este verano en torno al 12% respecto a 1993 (el número de visitantes pasó en los meses de agosto y septiembre de 46.844 a 42.384 en el mismo periodo de este año) y alrededor del 18% el de Mérida (de 44.167 a 38.105). Andrés Carretero, que afirma no haber notado ninguna reacción de los ciudadanos contra el cobro de entrada en los museos públicos, explica que los meses de verano "son imprevisibles, ya que la asistencia se ve afectada por factores muy diversos".El director de los Museos Estatales anuncia que el ministerio está estudiando fórmulas para facilitar y fomentar la asistencia de ciudadanos nacionales. Algunas de las ideas que se barajan y que estarán listas antes de fin de año son la creación de bonos semanales en la grandes ciudades o tarjetas anuales que abaraten el precio y la oferta de tarifas reducidas a los adultos con niños.

Prado y Reina Sofía

Juan Cámara, gerente del Museo del Prado, subraya que el cobro de entradas en la pinacoteca ha tenido "un efecto neutral". Los datos así lo atestiguan: entre el 15 de julio y el 30 de septiembre de 1994, los ingresos subieron un 12,89% respecto al mismo periodo de 1993 (pasando de 65,4 millones de pesetas a 73,8 millones) y el número de visitantes se incrementó en un 1,8% (326.431 frente a 320.672). En el Prado tampoco se ha producido una avalancha de público el domingo por ser un día gratis ni ha habido picaresca de los circuitos turísticos para concentrar a los extranjeros este día. Así, el domingo 17 de julio de 1994 recibió 4.987 visitantes y el domingo 18 de julio de 1993, 4.465.En el Reina Sofía las cosas han sido diferentes y el número de visitantes descendió hasta un 13%. Las razones, explican en el museo, se deben no tanto al dinero como al interés que despierte su programación. La exposición de Antonio López en julio de 1993 atrajo a 151.818 personas y la actual sobre Dalí joven, auguran, superará esa cifra.