Magisterio y juventud

La jornada musical del jueves sumó al magisterio de la pianista Yvonne Loriod, la juventud galardonada de Israel David Martínez Espinosa (Barcelona, 1969), último ganador del Premio Reina Sofía de la Fundación Ferrer Salat.

Su Majestad hizo la entrega de la distinción en el intermedio del concierto celebrado en el Teatro Monumental por la Orquesta Sinfónica de RTVE, dirigida por Serigiu Comissiona, que inició su actuación con la escena de la coronación de Bóris Godunov, expuesta con gran belleza por el bajo Vladimir Karimi, y la terminó con Cármina Burana, de Orff, con Lynne Dawson, Suso Mariátegui, Carlo Guelfi, los coros de RTVE y de la Universidad Politécnica y la Escolanía del Monasterio de El Escorial.

Rara maestría

Pese a su juventud, Espinosa revela ya una rara maestría. Tiene seguridad de ideas y las realiza con precisión. Estudió con varios maestros, pero yo veo en su música la huella dominante de Josep Soler, por la hondura de pensamiento, el voluntario lastre romántico, el rigor de escritura y la búsqueda de una belleza grave, lírica y trascendente.La jeune martyre, que así se denomina la página, parte de una sugerencia plástica -el lienzo del francés Hippolyte Paul Delaroche (París, 1797-1856)y otra poética -dos Sonetos a Orfeo, de Rilke. En medio de una orquesta amplia y ricamente coloreada, un barítono entona los sonetos de los que Espinosa ha sabido extraer su significación evocativa y triste.

No en vano la obra nació impulsada por una dolorosa experienica personal del música: la pérdida de una persona amada. Carlo Guelfi asumió la parte vocal con todo acierto y la orquesta actuó con la necesaria impostación expresiva. El joven maestro saludó repetidamente en unión de sus intérpretes.

Muerto Olivier Messiaen a finales de 1992, su viuda, Yvonne Loriod continúa en solitario la aventura de una música verdaderamente prologal del tercer milenio. Que Messiaen fue maestro de lo más representativo de las generaciones siguientes, empezando por Boules, Stockhausen y Xenakis.

Las versiones que ofreció Yvonne Loriod fueron espléndidas y emocionantes. A través de los Petites esquisses d'oiseaux (1985), tres piezas del Catálogo de los pájaros (1958)-y otras tantas de las Miradas al Niño-Jesús, Loriod nos dijo, con potencia, profundidad, imaginación colorista y extraordinaria belleza sonora, la verdad absoluta sobre Messiaen. Sólo por el ciclo Messiaen, merecería la pena el Festival de Otoño.