Berlusconi liga la suerte de su Gobierno a los Presupuestos

Silvio Berlusconi disolverá el actual Gobierno italiano si el Parlamento no aprueba los Presupuestos Generales del Estado para 1995 decididos el pasado miércoles por el Gabinete. El primer ministro ha anunciado, en efecto, que pondrá en juego la confianza para que prospere un plan de austeridad que constituye la decisión más relevante adoptada durante sus seis meses de mandato y que, por el importante recorte que implica para el sistema vigente de pensiones, le ha enfrentado a la oposición y a sectores del bloque de Gobierno.El recorte de las pensiones es rechazado, por ejemplo, por el ala más fascista de Alianza Nacional (AN), en la que se prepara desde hace semanas un proyecto de escisión que, paradójicamente, podría favorecer al líder neofascista, Gianfranco Fin¡, al verse desplazado de esta forma hacia el centro.

También el responsable económico de la Liga Norte, Gianmaria Galimberti, ha declarado que "Berlusconi debe dejar de decir que no aumenta los impuestos, cuando se los hace pagar a los trabajadores que se jubilan". El plan de austeridad ha sido, sin embargo, aprobado por la dirección de la Liga.

En el centro, cuyo apoyo buscan tanto la izquierda como Berlusconi, se observa un silencio prudente.

Decididamente contrario es Massimo d'Alema, secretario del Partido Democrático de la Izquierda (PDS), que denuncia que, mientras perjudica a los trabajadores, el Gobierno sigue haciendo favores de tipo legal y fiscal a los que se enriquecen incluso ilegalmente.

Lo esencial del plan de austeridad de Berlusconi, contra el que los sindicatos han convocado una huelga general para el 15 de octubre, es precisamente que, por primera vez, se intenta actuar contra el sistema de jubilaciones más generoso de Europa, a fin de mantener la promesa electoral de no subir los impuestos.