El viaje de ida y vuelta del almirante Zumwalt
Nadie como Elmo R. Zumwalt ha tenido un contacto tan directo con el agente naranja. Este almirante del Ejército de EE UU ordenó en 1968 el uso intensivo de este producto químico sobre Vietnam para defoliar la selva y acabar con el escondite del Vietcong. Veinte años después, moría su hijo de 38 años, Elmo Zumwalt, a causa de la enfermedad de Hodgkin y de un linfoma poco frecuente. Elmo había participado en la guerra como oficial y había estado muy expuesto a los nocivos efectos del herbicida.A su vez, el hijo de éste, su nieto Ruseell, que cuenta ahora con 17 años, ha nacido con defectos congénitos que le acarrean graves trastornos de aprendizaje, que Zumwalt atribuye a daños cromosómicos debidos a la exposición de su padre al agente naranja.
A raíz de esa desgracia familiar, Zumwalt se convirtió en uno de los principales promotores de la investigación sobre los posibles efectos cancerígenos del agente naranja y de la petición de indemnizaciones para los veteranos de Vietnam afectados. Su reciente viaje a Vietnam -el primero después de aquellos oscuros años- fue de gran significado personal.
Con el viejo adversario
Ahora él y su antiguo adversario en el delta del Mekong, el general Tran Van Tra, trabajan juntos en un objetivo común: desentrañar con precisión los efectos del agente naranja y ayudar en Estados Unidos y Vietnam a quienes fueron soldados en aquella terrible contienda.En una reciente entrevista al semanario Newsweek, Zumwalt declaraba: "Al principio, el Gobierno de Estados Unidos negaba cualquier relación entre el agente naranja y el cáncer; ahora el Gobierno reconoce que nueve enfermedades presentan una correlación con ese producto"; aunque subraya también que todavía no se conocen con precisión los efectos y que hay que seguir investigando.
En esa misma entrevista, Zumwalt admite algo dramático: "En circunstancias similares creo que tendríamos que volver a usar el agente naranja. Entonces fue la única forma de salvar miles de vidas".
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