Expertos en leucemia debaten el dilema entre trasplante y quimioterapia
La leucemia mieloide crónica, que representa aproximadamente el 15% de las leucemias, plantea a los médicos un grave dilema: el trasplante de médula ósea puede curarla pero comporta en una primera fase graves riesgos, mientras que la quimioterapia no cura pero pueden prolongar la vida varios años. "No hay un tratamiento ideal. En último extremo, el médico debe ofrecer al enfermo el máximo de información para que él y sus familiares tomen la decisión con plena libertad", explica Ciril Rozman, director de la Escuela de Hematología del Hospital Clínico de Barcelona.
Para recabar ellos mismos información, especialistas de 90 hospitales españoles se reunieron ayer en la capital catalana para debatir el problema y escuchar a expertos internacionales en la materia que llevan a cabo distintos tratamientos de la enfermedad. "No intentamos llegar a un consenso sobre cuál es la mejor terapia, porque cada enfoque tiene ventajas y desventajas, pero el debate nos permitirá conocer mejor las dificultades de cada tratamiento", señala Rozman, uno de los organizadores del simposio.La leucemia mieloide crónica tiene su origen en una recombinación de los cromosomas 22 y 9 que provoca la proliferación incontrolada de las células madre de la médula ósea, las responsables de producir las células sanguíneas: glóbulos rojos, leucocitos y plaquetas. La máxima incidencia se sitúa de los 40 a los 60 años de edad y la esperanza de vida sin tratamiento alguno es de uno a dos años. Hasta hace 15 años, explica Rozman, no había dilema porque sólo era posible el tratamiento con busulfán. Este fármaco, sintetizado hace casi medio siglo, situó la esperanza de vida en cuatro años.
En la última década se' han multiplicado las posibilidades. Un nuevo fármaco, la hidroxiurea, ha incrementado la efectividad de la quimioterapia, al tiempo que el tratamiento con interferón alfa ha demostrado ser eficaz en la prolongación de la vida. Los interferones son un grupo de proteínas generadas por las propias células humanas con capacidad para actuar contra las infecciones víricas y, también, contra la proliferación de determinadas células cancerígenas. Por su origen natural no acarrean los graves efectos secundarios de la quimioterapia. También es posible el autotrasplante de médula ósea, que en este caso tampoco es curativo, y los trasplantes, que sí pueden curar. Entre éstos últimos, el que se considera idóneo es el trasplante de un familiar, cuanto más próximo genéticamente, mejor.
Opción del paciente
Con todas esos tratamientos en la mano, los pacientes tienen ahora muchas más opciones de supervivencia, pero también la angustia de tener que decidir. Y de decidir pronto, porque "las mayores posibilidades de curación mediante trasplante de médula ósea se dan si esa terapia se aplica en cuanto se diagnostica la enfermedad, lo que nos impide ser conservadores". Así, "con toda la información que debe exponerles el médico", los pacientes deberán elegir entre arriesgarse inicialmente con la delicada operación de trasplante y optar así a la curación; o someterse a tratamiento de quimioterapia o interferón y prolongar la vida unos años con mayor seguridad, pero renunciando a la curación.Sobre las colectas que periódicamente se organizan para recaudar dinero con el que enviar a un paciente de leucemia al extranjero, Rozman tiene una opinión clara: "El diagnóstico de leucemia se toma de manera muy trágica, y algunos medios de comunicación explotan esta circunstancia de manera excesiva. No hace falta que ningún niño u otra persona vaya fuera para ser tratado. En esta área, la medicina está aquí a buen nivel. Existe un registro de donantes, conectado con el registro internacional, lo que hace innecesario moverse. Y hay mecanismos que hacen innecesarias las colectas".
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