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Major anuncia un referénduni Irlanda del Norte sobre las conversaciones de paz

En un movimiento sorpresa que ha dividido las filas unionistas, el primer ministro británico, John Major, realizó ayer una visita a Belfást para anunciar in situ su decisión de que sea el propio pueblo de Irlanda del Norte el que se pronuncie en un referéndum sobre el resultado de las futuras conversaciones de paz auspiciadas por los Gobiernos británico e irlandés. Major señaló también que la prohibición que pesa sobre la radio y la televisión británicas de transmitir las voces de los líderes del Sinn Fein, ha terminado.

La importancia de la decisión del Gobierno británico -justo al día siguiente de que el Gabinete anunciara lo contrario- reside más que en el propio levantamiento de la medida, en el impacto simbólico que tiene. Es el primer síntoma de que Londres está a punto de aceptar como "permanente" el alto el fuego ofrecido por el IRA hace apenas dos semanas. Pese a ello, Major insistió en que aún espera del Sinn Fein una aclaración que, acabe con las anibigüedades" que aún pesan sobre la tregua.En una rueda de prensa mantenida en Stormont Castle, residencia del ministro para Irlanda del Norte, a las afueras de Belfast, Major, comunicó su decisión, tras entrevistarse con representantes de las cuatro religiones que cuentan con una apreciable feligresía en Irlanda del Norte: Iglesia de Irlanda, Presbiteriana, Metodista y Católica.

En una intervención breve pero repleta de connotaciones para el futuro de Irlanda del Norte, el primer ministro británico tranquilizó a la población protestante de la provincia -todavía mayoritaria- reiterando que no ha habido trato secreto alguno entre el Gobierno británico y el Sinn Fein. Dada la delicada posición de Londres en el Ulster, el primer ministro ha preferido entregar la "patata caliente" del proceso de paz, a los propios beneficiarios: el pueblo de Irlanda del Norte.

El referéndum se llevará a cabo previa consulta a los principales partidos con representación parlamentaria de Irlanda del Norte y servirá para aclarar de una vez por todas, la posición de los 1,6 millones de habitantes del Ulster, con respecto a su futuro inmediato. El grueso de las preguntas de los periodistas, sin embargo, se dirigió a la retirada de la prohibición que pesa sobre la difusión de las voces de los líderes del Sinn Fein.

A primera hora de la mañana, Jim Wilson, secretario general del Partido Unionista del Ulster, había aceptado tácitamente la supresión de una medida, que, en realidad, nunca ha funcionado. Fue Margaret Thatcher, quien en octubre de 1988 tomó la decisión de prohibir a los medios de comunicación audiovisuales que recogieran las voces de los miembros de partidos políticos ligados a la violencia. La prohibición, que ha funcionado tanto para el Sinn Fein, como para los paramilitares prounionistas, no logró nunca su objetivo: evitar la publicidad sobre los objetivos terroristas.

Fuentes del radical partido unionista que lidera lan Paisley mostraron su disgusto por la decisión del Gobierno británico, aunque, sin dejar de reconocer, que la prohibición no ha dejado nunca de ser "una farsa". A menudo, las voces de los actores que "doblan" a los líderes vetados, resultan más convincentes que las de los propios políticos.

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En otra decisión que deja clára la intención de Londres de sapar del punto muerto en el que se encontraba, el proceso de paz, el ministro para Irlanda del Norte, Patrick Mayhew, decidió también abrir 10 puestos fronterizos con la República de Irlanda que han permanecido cerrados durante los últimos años. Los motivos de júbilo se multiplicaron ayer en las filas del Sinn Fein, ya que la justicia norteamericana falló también en contra de la petición de extradición planteada por el Gobierno británico sobre James Smyth, preso del IRA fugado de la cárcel.

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