"Se puede alcanzar un crecimiento económico rápido dentro de un sistema democrático"

Pregunta. Filipinas era uno de esos países que nos tenía acostumbrados a aparecer únicamente en los medios de comunicación con noticias alarmantes: secuestros, guerrillas... Hace ya algún tiempo que no nos sobresaltaban y ahora aparecen con un sistema político consolidado y un crecimiento económico superior al 5% durante el primer semestre del año. ¿Qué han estado haciendo este tiempo?Respuesta. Supongo que ha oído eso de que cuando no hay noticias es que son buenas noticias o que las noticias malas viajan mucho más deprisa que las buenas. De todas formas, hay que decir que el periodo de transición ha terminado. A lo largo de los últimos dos años hemos alcanzado un periodo de estabilidad. Hemos conseguido llevar a cabo medidas como la reestructuración de la deuda externa, que a su vez nos ha permitido una mayor estabilidad económica, y en junio de 1992, cuando fui nombrado presidente de la República, establecimos un plan de cinco prioridades: alcanzar una estabilidad nacional, lo que significaba que todos los grupos, todos los dirigentes, independientemente del partido al que pertenezcan, han establecido una serie de acuerdos con metas comunes, con una visión común para el futuro. Lograr una reforma estructural, equipar al país de tal manera que pueda tener un crecimiento sostenido en el siglo XXI. Acelerar el desarrollo de las infraestructuras y el sector energético, aunque ya tenemos reservas eléctricas para todo el país e incluso podemos incrementar la oferta industrial gracias a España, que nos ayudó en la instalación de dos plantas de 100 megavatios, con una inversión de más de doscientos millones de dólares. La conservación del medio ambiente. Y encontrar una solución al problema de la burocracia, que es muy compleja y nos ha puesto muchas dificultades. Tenemos que reducir la corrupción, mejorar la situación de la policía, de las Fuerzas Armadas... Hay que reducir todos los trámites burocráticos que hacen compleja la situación actual.

P. ¿Han desaparecido ya realmente todos esos fantasmas que amenazaban durante el periodo de transición? Corrupción, evasión de capitales, guerrillas...

R. En cuanto al asunto de los disidentes, tenemos tres grupos fundamentalmente: el partido comunista, con su brazo armado, los grupos secesionistas y el Frente Moro de Liberación. En agosto de 1992 empezamos. a hablar con ellos, a establecer un programa de paz. Hemos tratado de crear compromisos y al mismo tiempo promulgamos una amnistía para que pudieran incorporarse en la vida normal.

Hemos establecido programas de asistencia, de empleo, con especial atención a los rebeldes que habían tomado las armas, y tengo que decir que hemos tenido bastante éxito, hemos progresado mucho incluso con el grupo más complejo y difícil, como es el Frente Moro de Liberación.

P. ¿Y cuales han sido las razones del tirón económico?

R. Nuestra situación financiera ha mejorado mucho. Desde enero de 1993, nos hemos incorporado de nuevo en el mercado internacional de divisas, hemos vuelto a los mercados financieros..., incluso hemos hecho una emisión de bonos europeos por valor de 150 millones de dólares, que se agotaron inmediatamente; fue un éxito tremendo.

Hay que destacar también que estamos incorporándonos de nuevo en el sistema libre con gran éxito por parte de empresas como la encargada del desarrollo en el campo, la de telecomunicaciones a larga distancia... Se han reincorporado al mercado de capitale! con mucho éxito, lo cual demuestra que la situación financiera se está consolidando.

Nuestra Bolsa es una de las, demayor éxito de la zona. Dentro del marco de los países en desarrollo, ha sido la que ha alcanzado mejores resultados en 1993, con un rendimiento del 155%, con beneficios comparables a los de Brasil o Turquía. Hemos creado la posibilidad de comprar los grandes valores industriales y hemos puesto a la venta también los activos más valiosos del Estado, que es una prueba más del proceso democratizador en el que estamos. En cuanto a los tipos de interés oficial, están ahora en el 11%, cuando hace tres años estaban entre el 18% y el 20%, y la inflación hemos conseguido situarla por debajo de dos dígitos.

P. Uno de los problemas más graves de Filipinas es su elevado índice de pobreza, con grandes desigualdades sociales; unas cuantas familias acaparaban gran parte de la renta nacional. ¿Qué se está haciendo en ese sentido? ¿Se crean nuevas fórmulas de acceso a la propiedad?

R. El programa del Gobierno se basa en tres principios políticos básicos. El primero es el de la devolución del poder al pueblo; el segundo es el principio de subsidiariedad, tal como recoge la encíclica Rerum novarum, y el tercero es el del desarrollo sostenido. Con la aplicación de esos principios se ha abordado el proceso de privatizaciones de las grandes empresas públicas y el del acceso del pueblo filipino a la propiedad de esos valores.

El 5,1 % de incremento en el primer semestre ha sido por las exportaciones y por las inversiones, no por el consumo interior o el gasto público. Hemos abierto también nuestro sistema bancario, que estaba en unas pocas manos, y lo hemos democratizado completamente con cooperativas y otros tipos de organizaciones, y ahora mismo muchas personas que estaban en la agricultura, industria, etcétera, pueden tomar parte también en el sistema financiero.

Se estableció una ley sobre monopolios y carteles, hasta el punto de que si hoy se demuestra una actuación delictiva con grandes sumas de dinero se puede considerar un crimen y ser castigado con la pena de muerte.

P. Ante la ventaja que disfrutan algunos de sus vecinos en la carrera económica de este fin de siglo, ¿no se ha sentido tentado en alguna ocasión de sacrificar algunas libertades civiles al desarrollo económico como le aconsejan algunos de sus colegas?

R. De ninguna manera. Algunos de ellos tienen regímenes autoritarios y lo que quieren es conseguir sus metas; pero yo creo que esos programas sociales y económicos se pueden alcanzar dentro de un marco democrático. El crecimiento económico rápido es perfectamente posible dentro del sistema democrático.

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