Los países en vía de desarrollo pugnan en El Cairo por las familias emigrantes
ENVIADA ESPECIALLos delegados ante la Conferencia sobre Población y Desarrollo en El Cairo se tomaron ayer un día de descanso, antes de lanzarse a la segunda y definitiva ronda de conversaciones para la aprobación de un programa de acción que tiene como objetivo frenar el crecimiento demográfico y la miseria del Tercer Mundo.
La propuesta dirigida por la Unión Europea para que no se reconozca el derecho de la reunificación de las familias emigrantes conservadoras o de las progresistas. Este tema se plantea como uno de los destinados a volver a saltar a la mesa de debatre con mayor beligerancia.
El alboroto ya se adueñó en la noche del sábado de la sala donde se discutía el reconocimiento al derecho de la reunificación de las familias emigrantes. El motivo era la propuesta realizada por la UE sobre el párrafo 10.2 que, en su primera versión, "insta a los gobiernos de los países de acogida a considerar la posibilidad de concederles derechos y responsabilidades civiles y políticas", "facilitar su naturalización" y poner "especial empeño en promover la integración de los hijos de emigrantes a largo plazo".
Reunificación
La dificultad para conciliar a los países en vías de desarrollo y los industrializados, especialmente los de la UE, era la recomendación para que los gobiernos de los países de acogida aseguren "la protección de los emigrantes y de sus familias y reconozcan el derecho a la reunificación de la familia".Mientras los países desfavorecidos habían hecho una cuestión de principios exigir la inclusión en el texto del término "derecho a la reunificación", la UE oponía una férrea resistencia a un texto que constituiría un peligroso precedente jurídico -hasta ahora inexistente en los documentos internacionales- para las políticas restrictivas actualmente en marcha dentro de sus fronteras con los emigrantes y los refugiados. A cambio, la UE propuso una referencia que en lugar del derecho "reconocen la vital importancia de la reunificación de las familias y promueve su integración" comprometiéndose a animar a los Estados a incluirla en sus legislaciones.
"Éste es el único punto sobre el que se ha discutido, en el que el problema no está ni en el lenguaje ni en la semántica, sino que es una cuestión de economía y política", dijo todavía visiblemente acalorado el viceministro de la Salud de Zambia, Kalumba Katele, poco después del fin de la primera ronda de debates, a última hora del sábado. Para este representante, "es muy indignante que los países europeos planteen las cosas de manera que, cuando se habla de países de acogida, den por hecho que sólo se trata de ellos". Se estima que el número de emigrantes en todo el mundo, incluidos refugiados, supera los 125 millones de personas.
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