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Pujol y Serra bendicen el pacto de los presupuestos

La Diada se celebra en Cataluña en un clima de normalidad, pese a la polémica nacionalista

Jordi Pujol y Narcís Serra bendijeron ayer la inminencia de un pacto sobre los presupuestos de 1995, el déficit de la sanidad y la participación de las autonomías en los fondos europeos de cohesión. El presidente de la Generalitat y el vicepresidente del Gobierno lanzaron ayer una señal inequívoca de la sintonía existente entre ambas partes al apartarse de la recepción del Parlamento catalán con motivo de la Diada y reunirse a solas durante una hora y media. Esta reunión y la comparación entre Pujol y el dictador Franco establecida por Julio Anguita polarizaron los actosinstitucionales del Onze de Setembre. Entretanto, la controversia sobre si la Diada debía ser reivindicativa o festiva, masiva o íntima, quedó diluida en una Cataluña mayoritariamente dominguera y ociosa.

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El Gobierno mantiene su propósito de cerrar un pacto presupuestario con los nacionalistas catalanes antes del Consejo de Ministros previsto para el próximo día 23. Así lo hizo constar Serra al término de su entrevista de ayer con Pujol. Fuentes de ambas partes conocedoras del desarrollo de la negociación vaticinaron a este diario que el cierre definitivo del acuerdo podría alcanzarse tras la reunión que la comisión negociadora celebrará a primeros de esta semana, en la que se acabará de atar los cabos que quedan sueltos.Con el anuncio oficial del acuerdo en ciernes, uno de los asuntos que más preocupan ahora tanto a nacionalistas como a socialistas es cómo neutralizar la idea de que Pujol cobra en especie autonómica el apoyo prestado a la política presupuestaria del Gobierno socialista.

Una forma de contrarrestar esa imagen, según fuentes nacionalistas, consistiría en anunciar separadamente el acuerdo presupuestario de los pactos sobre el déficit de la sanidad, los fondos de cohesión de la Unión Europea (UE) y el modelo policial autonómico. Pero esas mismas fuentes admiten que, salvo en la negociación del modelo policial, cuya culminación quedará de momento postergada aunque bien encauzada por ambas partes, eso es prácticamente imposible por falta de tiempo.

El acuerdo sobre los fondos de cohesión prevé que las comunidades autónomas en conjunto puedan gestionar hasta un tercio del montante global que España reciba de la UE. De modo que en 1995 los fondos de cohesión que podrían gestionar las autonomías ascenderían a unos 50.000 o 60.000 millones de pesetas, de los cuales 18.000 corresponderían a proyectos de infraestructuras y el resto a medio ambiente.

Este cupo autonómico no se distribuirá por cuotas entre comunidades, sino que será adjudicado en función de los proyectos concretos que presente cada autonomía. El Gobierno catalán estima que tiene proyectos suficientes para poder adjudicarse una tercera parte de esos 50.000 o 60.000 millones.

Cambio de impresiones

Ni Pujol ni Serra accedieron ayer a desvelar a los periodistas el contenido concreto de su entrevista. El presidente de la Generalitat esquivó a los informadores a la salida de la reunión, y el vicepresidente del Gobierno se limitó a ofrecer una versión vaga y genérica sobre su charla con Pujol.Serra definió el encuentro como un cambio de impresiones sobre la situación política y económica del país, señaló que ambas partes se encuentran muy cerca de conseguir un acuerdo sobre los presupuestos del Estado para el próximo año y negó categóricamente que hubiesen hablado de la asistencia de Pujol al debate autonómico del Senado. Pujol mantiene un hermético silencio sobre si acudirá o no a esa sesión del Senado. El único convergente que se ha pronunciado de forma clara en los últimos días al respecto es el portavoz del grupo de CiU en el Parlamento catalán, Ramón Escudé, quien la semana pasada anunció de forma clara e inequívoca que el presidente de la Generalitat participará en el debate autonómico.

La Diada llegó marcada este año por el clima anticatalanista auspiciado por sectores conservadores y de la izquierda española con el objetivo de erosionar el eje PSOE-CiU. Pese a ello y a la reciente controversia política sobre la conveniencia o inconveniencia de replicar a los ataques anticatalanistas con una jornada de movilizaciones masivas, la celebración del Onze de Setembre transcurrió con entera normalidad.

El PP, abucheado

La jornada comenzó en Barcelona con numerosas ofrendas florales de partidos políticos, instituciones públicas y entidades privadas al monumento a Rafael Casanova, jefe de los defensores de Barcelona cuando, en 1714, la ciudad cayó en manos de las tropas borbónicas. La dirección del PP en Cataluña, encabezada por Aleix Vidal Quadras, fue sonoramente abroncada por el público ante el monumento.La tradicional manifestación independentista de la tarde congregó entre 5.000 y 15.000 personas, según las fuentes, y se desarrolló sin incidentes. Horas antes, a mediodía, unas 300 personas convocadas por los ecologistas, Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya ofrendaron cenizas al monumento en señal de protesta por los incendios forestales que este verano han asolado Cataluña.

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