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Izetbegovic culpa a las Naciones Unidas de la cancelación de la visita del Papa a Sarajevo

Si las relaciones entre el Gobierno bosnio y los responsables de la ONU no han dejado de deteriorarse en los últimos meses, la andanada de ayer del líder bosnio las coloca directamente bajo cero. Izetbegovic, ferviente musulmán, convocó a los periodistas internacionales presentes en Sarajevo para lamentarse del "gran daño político" hecho a la causa bosnia por la suspensión del viaje de Juan Pablo II, y proclamó que su Gobierno desea como representante de la ONU en la antigua Yugoslavia a alguien 'más enterado de lo que sucede aquí y más amigable" que el diplomático japonés.El presidente bosnio hizo extensivas sus acusaciones a las fuerzas de la ONU que manda el general Michael Rose, a las que responsabilizó directamente del deterioro de la seguridad en Sarajevo por su indulgencia hacia los serbios bosnios que rodean la capital.

Mustafa Ceric, el mufti de Sarajevo -la primera autoridad religiosa musulmana de la ciudad-, se sumó con virulencia a la condena a la ONU. "No sólo ha quedado mermada la credibilidad del secretario general, sino creo que es evidente para el mundo entero que no está donde está para defender a los pobres", dijo Ceric, y añadió: "Cuando la ONU dijo no podemos garantizar su seguridad', lo que quería decir era 'por favor, no venga por aquí a molestar".

El organismo internacional emitió un comunicado en su sede central de Nueva York en el que indica que la decisión de aplazar la visita papal fue del Vaticano. "La ONU no recomendó el aplazamiento del viaje", dice taxativamente el texto, informa Reuter.

Fuentes de la ONU en Sarajevo prefirieron no hacer comentarios, y sólo confirmaron el uso por los serbios de morteros de 120 milímetros en los últimos días. En la capital bosnia es cada vez más frecuente escuchar las detonaciones producidas por las armas de grueso calibre. La custodia del armamento pesado entregado por los serbios con ocasión del ultimátum de la OTAN en febrero pasado deja mucho que desear.

Mientras el papamóvil era embarcado ayer de nuevo -esta vez rumbo a la vecina Zagreb, donde Juan Pablo II llega pasado mañana- la capital bosnia se convertía en un escenario de acusaciones de todos contra todos en un intento de lavarse las manos por el fracasado viaje papal.

El cruce de reproches no deja títere con cabeza. La portavoz de Akashi, Claire Grimes, niega que la ONU haya influido para nada la decisión vaticana. El general responsable de Sarajevo, André Soubirou, asegura que todas las medidas de seguridad estaban tomadas. El nuncio, monseñor Monterissi, y los obispos católicos afirman en una declaración que el viaje sólo ha sido pospuesto y que no saben si ha habido otras razones para la suspensión, aparte de las insuficientes garantías dadas por el jefe de los serbios, Radovan Karadzic.

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Nuevo cierre del aeropuerto

Los responsables militares de la ONU no ocultan su irritación con el Gobierno bosnio, a cuyas tropas acusan ahora de haber atacado con granadas el aeropuerto de Sarajevo en la tercera semana del pasado agosto, forzando su cierre, en un grave incidente del que inicialmente fueron culpados los sitiadores serbios. Despegar y aterrizar en Sarajevo comienza a ser una aventura. El aeropuerto -bajo control de los cascos azules y única vía de aprovisionamiento de esta ciudad de 300.000 habitantes desde que Karadzic decidiera a finales de julio cortar las carreteras de acceso- fue cerrado nuevamente ayer.

El portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados explicó ayer que la última maniobra de los serbios bosnios para obtener dinero -tras el cierre parcial del grifo por sus hermanos de Belgrado como castigo a su rechazo del plan de paz occidental- es intentar imponer un peaje del 100% del valor de las mercancías transportadas para franquear el paso a la ayuda humanitaria. Obviamente, no hay acuerdo.

Mientras, en Múnich, el grupo de contacto (EE UU, Rusia, Alemania, Francia y Reino Unido) prosiguió sus conversaciones para limar diferencias sobre el levantamiento de las sanciones a Serbia.

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