Frío ambiente

No pusieron demasiado de su parte los novillos del conde y a los novilleros les faltó ese punto de entrega, o de afán de triunfo o de rabia novilleril. El público estuvo frío, tal vez por ser la primera de su entrañable feria. Y la tarde naufragó entre aguas tibias. A pesar de la suave temperatura y del sol dorado y confortable, ideal para disfrutar una buena tarde de toros.Adolfo de los Reyes le recetó a su primero una faena voluntariosa. Tras unos muletazos de tanteo entonados, porfió con un novillo que se le quedaba corto. Al cuarto le administró un trasteo bien compuesto, casi todo sobre la derecha, aunque dibujó una tanda de naturales meritorios. De los Reyes, primero a media distancia y luego en corto, toreó con soltura y naturalidad, y dio la impresión de estar preparado para mejores empresas, siempre que ponga más ambición en su tarea artística.

Alberto Manuel adoleció en sus dos faenas de deficiente colocación. Su maneras fueron templadas y quiso hacer el buen toreo. Algunos naturales en su primero resultaron estimables. A su segundo le dio bastantes pases, y esa faena fue más prometedora: en varias series por la derecha corrió largo la mano.

Las dos faenas de Álvaro Acevedo fueron cortas. La del sexto al abreviar, después de no querer complicarse la existencia con el geniecillo del burel. A ese novillo le pegó una buena estocada de la que rodó sin puntilla la res, a la que había recibido con dos ceñidas largas cambiadas. En el tercero toreó limpio y templado, con pases cortos a media altura, propiciados por la flojedad del novillo.