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Los secretos de un iglú esquimal

Cuando Amundsen realizó las expediciones árticas, los esquimales vivían en iglús, y él mismo se refugió en estas construcciones de hielo perfectamente adaptadas para pasar en ellas los largos inviernos polares. Ya no se hacen, excepto como refugios temporales de caza.Un iglú es toda una obra de ingeniería que esconde, bajo la cúpula helada, una estructura especial en varios niveles, pasadizos subterráneos de comunicación con otras dependencias o casas vecinas y recubrimientos aislantes. Una reproducción en escayola, en tamaño natural, se ha montado en la exposición sobre el Ártico del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Mide seis metros de diámetro y albergaría a una familia con dos o tres hijos, pero en una antigua fotografía se ve el interior de un iglú en el que están 60 esquimales.

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Para hacer un iglú se excavaba en la nieve helada y los bloques extraídos formaban la característica cúpula exterior. Por dentro, el habitáculo estaba recubierto de pieles de caribú, que mantenían el calor y lo hacían más confortable. Con esas mismas pieles los esquimales, cuando llegaba el verano y se deshacían las casas de hielo, montaban sus cabañas estivales. Cincuenta pieles auténticas de caribú forran la maqueta expuesta en Madrid.

"Entre las pieles y los bloques de hielo se forma una cámara de aire y no se derrite la construcción. Dentro se mantiene una temperatura de 20 grados centígrados, mientras que fuera se registran cincuenta grados bajo cero", explica el expedicionario español Antonio Martínez. Dentro del iglú hay varias alturas: la tarima más alta sirve para dormir y el nivel más bajo para cocinar (con aceite de. foca como combustible). Esta estructura y la entrada angosta por debajo del nivel exterior ayudan a regular la circulación de aire, impidiendo que se escape el calor.

Los esquimales, dispersos por Groenlandia, el norte de Canadá y la costa de Alaska, viven ahora en modernas casas prefabricadas y los trineos tirados por perros han sido sustituidos por aviones y motos de nieve. "Se han perdido tradiciones, pero es que su forma de vida era muy dura", dice Martínez, que ha compartido con los esquimales algún refugio. "La última referencia que hemos encontrado es de una familia que en 1964 había pasado un ' invierno completo en un iglú en el norte de Canadá".

Trajes especiales

¿Qué resulta más eficaz para soportar las condiciones extremas: las tecnologías tradicionales o las modernas? Los integrantes de la expedición española probaron, por ejemplo, indumentarias de piel -que ellos curtieron, cortaron y cosieron al modo esquimal- y trajes de materiales sintéticos especiales. No saben cuál es mejor: es más agradable, dicen, sentir el contacto de las pieles naturales, pero el mantenimiento de los atuendos tradicionales es más delicado. Con ambos, los cuatro españoles han soportado temperaturas de 50 grados bajo cero.

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