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"El presidente Mitterrand decidió que había que asesinarme", asegura el abogado del terrorista Carlos

Jacques Vergés, abogado de llich Ramírez Sánchez, alias Carlos, aseguró ayer: "El presidente Mitterrand decidió que había que asesinarme". Lo corrobora el ex capitán Paul Barril, responsable a principios de los ochenta del GIGN, grupo de élite especializado en la lucha antiterrorista: "Vergès era un objetivo prioritario. Todos los servicios de seguridad íbamos tras él". Si el crimen no se concretó fue por "imponderables técnicos". Según Barril, Mitterrand y Pierre Mauroy, entonces primer ministro, estaban al corriente de todo".Vergés ha aprovechado las palabras de Barril ante las cámaras de TF 1 para dar su interpretación de los hechos: "No tenían nada que reprocharme, excepción hecha de mi empeño en defender a los que ellos llaman terroristas. El presidente Mitterrand sabía que matándome a mí se cometía un crimen contra el derecho a la defensa. Él también es abogado".

El entonces jefe del contraespionaje francés, Yves Bonnet, ha calificado de "fantasiosas" las aseveraciones de Barril y Vergès. "Vergès es un personaje", dice, "que sólo nos interesaba muy parcialmente. A quien sí se nos ordenó asesinar fue a Carlos, y la orden partió del ministro del Interior, Gaston Deferre".

Para Pierre Marion, responsable en 1982 de la Dirección General de la Seguridad Exterior, "Barril es un megalómano". Los hechos parecen dar la razón a Marion: el ex capitán de la policía judicial fue expulsado del cuerpo en 1983, cuando detuvo en Vincennes a unos irlandeses a los que consideró miembros del IRA. Una posterior investigación demostró que Barril había fabricado las pruebas.

El abogado del hoy ex capitán reconvertido en especialista privado en cuestiones de seguridad fue el propio Jacques Vergès. El nombre de Barril reapareció en la prensa cuando aseguró poseer la caja negra del avión en que viajaba el presidente ruandés Juvenal Habyarimana. El análisis de la misma reveló que se trataba de un acoplador de antenas.

Las acusaciones formuladas por Vergès y Barril corresponden a la clásica estrategia de las defensas realizadas por el abogado: el principal sospechoso es el Estado. Todos los datos que contra él vienen destilando los archivos de la Stasi proceden de "un Estado que miente". Lo cierto es que Vergès afirmó que no encontró nunca en persona a Carlos, pero, según el diario Le Parisien, en los archivos de la antigua Alemania del Este hay fotos y películas que muestran reuniones entre Vergès y Carlos.

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