Lograr una enfermedad tratable
David Ho, el médico que trata al baloncestista Magic Johnson, aseguró ayer en la X Conferencia Internacional sobre el Sida, que una clave para curar la enfermedad sería averiguar por qué cierto número de portadores del virus viven más de 10 años sin desarrollar la enfermedad. Ho pertenece a los expertos que, partiendo de la dificultad de encontrar una vacuna, se centra en alargar el periodo en que el virus no se desarrolla. Es decir, en conseguir -como dijo el pasado año el investigador francés Luc Montagnier, descubridor del virus- que el sida llegue a ser una dolencia crónica y tratable como hoy es, por ejemplo, la diabetes.El Departamento de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA) aprobó ayer el empleo de la zidovudina (AZT) como medicamento preventivo de la transmisión del virus en mujeres embarazadas a sus bebés. En ese sentido, la doctora francesa Stéphane Blanche, indicó que estudios realizados en Estados Unidos y en Francia sobre embarazadas enfermas de sida muestran una reducción del contagio, tras el uso del AZT, de un 25% al 8%. Asimismo, la FDA aprobó ayer la comercialización de la didesoxicitidina (DDC) en casos de intolerancia al AZT o cuando el AZT ha sido ineficaz.
Al tratar de los fármacos más eficaces, la Conferencia intenta equilibrar el pesimismo de las sesiones iniciales al no existir evidencias de remedio a corto plazo, pese a los 10 años de investigaciones sobre el sida. Así, un equipo de la universidad de Kyoto aseguró haber hallado una terapia genética, a base de la proteína REV, que destruye el núcleo de las células T una vez infectadas y, al impedir la multiplicación del virus, podría servir para una futura vacuna.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.