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El nuevo Gobierno ruandés quiere juzgar por genocidio a 30.000 personas

Las nuevas autoridades ruandesas quieren juzgar por genocidio a 30.000 personas, sin esperar el establecimiento de un tribunal internacional, según reveló ayer el primer ministro Faustin Twagiramungu en una entrevista con el diario francés Le Monde.

"Nuestras leyes cubren este tipo de crímenes, y no podemos esperar la creación de un tribunal internacional, que podría demorar años", asegura el jefe del nuevo Gobierno de Kigali. Los observadores estiman que medio millón de personas, tutsis en su gran mayoría, fueron víctimas de las matanzas desde el inicio de la guerra civil.

"Todos los que concibieron, ordenaron o perpetraron las masacres deben ser castigados", recalca Twagiramungu. "El castigo para los crímenes de esta naturaleza debe ser la muerte ante un pelotón de ejecución".

Estas declaraciones se producen precisamente cuando las organizaciones internacionales intentan convencer a los centenares de miles de ruandeses todavía refugiados en los países vecinos de que vuelvan a su país. Estos esfuerzos tropiezan con la acción de los miembros de las milicias hutus, que han montado una verdadera campaña de terror para impedir una normalización progresiva de la situación.

Fuentes de las organizaciones humanitarias aseguran al respecto que los extremistas hutus, ahora mezclados con los refugiados, no pueden volver a su país por temor a ser juzgados por sus crímenes. Pero además intentan retener a los refugiados en los campos para poder beneficiarse así de la ayuda humanitaria, que es objeto de, saqueo por parte de los antiguos milicianos, muchos de los cuales siguen armados. El nuevo Gobierno ruandés ha expresado varias veces su decepción por la lentitud con la que los refugiados emprenden el camino de vuelta.

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Decepción de la ONU

Mientras tanto, la reunión de los países ricos convocada en Ginebra por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y en la que participaron unos 60 países terminó ayer con un resultado calificado de "decepcionante" por la portavoz de esta organización, Sylvana Foa. Aunque las ayudas prometidas en la reunión alcanzan un total de 437 millones de dólares, unos 300 millones están destinados o ya han sido repartidos a organizaciones humanitarias independientes de la ONU o bajo forma de ayuda directa, lo que reduce las nuevas aportaciones decididas en Ginebra a sólo 137 millones.

"Hemos constatado que varios países donantes habituales, como Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Holanda, Suecia, Canadá y Australia, realmente han ayudado. También han colaborado países como Namibia y Túnez, pero varios países muy ricos no lo han hecho", subrayó la portavoz del ACNUR. Fuentes de la organización internacional valoraron negativamente la inercia de los países exportadores de petróleo.

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