_
_
_
_
_

La decisión de Ricardo

Los padres de Ruth, deficiente psíquica profunda, creen que la esterilización es una solución para su hija

El cuerpo de Ruth ha cumplido ya 15 años. Su mente, afectada por una deficiencia psíquica profunda, se ha quedado rezagada. Ricardo G. , su padre, quisiera que su madurez física acompañara a la intelectual, aunque esto supusiera que fuera para siempre, en todos los sentidos, una niña. Por eso a Ricardo le preocupa, casi le obsesiona, el despertar de la sexualidad de Ruth."No puedo evitar que sienta deseo, pero sí que se quede embarazada, que sufra a causa de algo que nunca podrá llegar a entender. La esterilización es una solución y a quien no lo comprenda le invito a que conozca el problema desde dentro", asegura.La decisión de los padres de Ruth, la ligadura de sus trompas de Falopio, para impedir la procreación, puede llevarse a cabo de forma legal en España. Recientemente el Tribunal Constitucional ha resuelto que el artículo 418 del Código Penal, que posibilita esta práctica, "no es contrario a la Constitución". Ningún obstáculo legal impide a Ricardo y a su esposa tomar una resolución sobre el cuerpo de su hija. Quedan eso sí opiniones contrarias y escollos morales que unos siembran desde fuera y otros intentan sortear por dentro. "Nadie puede juzgarme. Nadie quiere más a mi hija que su madre y yo. Sólo queremos lo mejor para ella".

Más información
"Razones viscerales"

La palabra de los padres de Ruth no será, en cualquier caso, la última sino la primera en ser oída ante el tribunal que deberá autorizar la esterilización de su hija. La decisión, según el artículo 428 del Código Penal, corresponde al juez "a petición del representante legal del incapaz, oído el dictamen de dos especialistas, el Ministerio Fiscal y previa exploración del incapaz".

A Ricardo, de 48 años, le molestan y le preocupan Ias excesivas atribuciones que la ley Concede a los jueces". Nada garantiza, a su juicio, que comprendan la complejidad de un mundo como el de la deficiencia mental. "Sólo podrían tomar una decisión si tuvieran un hijo en las mismas circunstancias o si se, pasaran una temporada larga conviviendo con ellos y con sus familias", añade.

Ricardo insiste en que sólo habla del caso de su hija y en que él y su esposa son quienes mejor la conocen, y deben tenerla capacidad última de decisión. Repite una y otra vez que "cada deficiente psíquico es una persona diferente y que hay que estudiar individualmente". Su conocimiento del mundo de los disminuidos psíquicos va sin embargo, mucho más allá. "Llevo 30 años trabajando con ellos como ATS y fisioterapéuta. Hice mis prácticas de enfermería en un psiquiátrico. ¿Quién me ibaa decir entonces que fuera a tener una hija deficiente?

Ruth sólo es uno de los 325 deficientes que acuden cada día al centro de rehabilitación que a Asociación de Famillas de Niños diferentes con Cuidados Especiales (Afancide) posee en Villaverde, un barrio periférico al sur de Madrid, y un o de os aproximadamente 400.000 disminuidos psíquicos que viven en España. Su oligofrenia profunda le impide o sólo opinar sobre la esterilización, sino simplemente comprender que puede ser madre. Al menos eso piensan sus padres, los adores y la médico del centro, Carmen Cidres.

Mientras Ricardo habla de la sexualidad de su hija, Ruth asiste a la conversación sin que parezca entender una palabra. Sus enormes ojos miran esquivos. Apenas puede articular una frase con sentido. A ratos sus brazos buscan la espalda de su padre. "Su edad mental ronda los tres años, aunque para algunas cosas su madurez es todavía menor; casi nula", añade Ricardo.

Ruth volvió el sábado de pasar 15 días con sus compañeros de Afancide en un campamento de verano en Portonovo (Pontevedra). Han sido días de ansiedad para sus padres, ue aguardaban la llegada del tocar con la mirada puesta en el reloj y el deseo de encontrarse a su hija sin novedad, quizá un poco más morena y feliz.

La doctora Cidres, el director del centro y los monitores coinciden en que Ruth es "una niña muy buena y cariñosa con todo el mundo". "Mi hija se porta siempre correctamente. Aquí [en Afancide] y en su casa está protegida. Pero igual algún día su madre y yo no estaremos en este mundo para cuidarla", dice su padre.. El miedo a que alguien pudiera aprovecharse de la falta de conocimiento de su hija, que algún desaprensivo pueda violarla o abusar sexualmente de ella, aparece inevitablemente en el discurso de Ricardo. "Si ocurriera nadie podría reparar el mal, pero al menos, si mi hija está esterilizada, se evitaría una embarazo que sería absolutamente traumático , para todos".

Ruffl tiene una hermana de 5 años, que ha nacido sin problemas psíquicos. Sus padres, que desconocen hasta ahora la causa exacta de la deficiencia de su hija mayor, dudaron mucho tiempo sobre la conveniencia de incrementar la familia con un nuevo miembro. "Las relaciones entre las dos hermanas no pueden ser más tiernas. Interaccionan perfectamente", opina Inmaculada Hernández, de 23 años, una de las monitoras de Afancide.

A fficardo le fastidia especialmente que le hablen de milagros y voluntades divinas. "Me rondan personas religiosas", cuenta, "que quizá con buenas intenciones me hablan de lo que Dios ha querido, ha dejado de querer o pueda querer en el futuro". Le gustaría que la esterilización de su hija, tal y como recomienda la sentencia del Constitucional, fuese reversible "porque creo en la ciencia y puede que algún día..."

La preocupación por las condiciones de vida de su hija, llevan a Ricardo a sugerir que "sería mejor que Ruth no tuviera ni siquiera menstruación". "Se asusta, no puede comprender lo que le pasa a su cuerpo. Si existiese algún medio científico para evitarlo, no lo dudaría", agrega. La doctora Cidres, que cuida de la salud de Ruth, piensa, sin embargo, que "la menstruación es importante para una mujer desde un punto de vista psicológico y físico". La médica se abstiene, sin embargo, de censurar las palabra s de Ricardo. "Comprendo su problema", apostilla.

Cuando a Ricardo se le recuerda las voces contrarias o los votos en contra de cuatro magistrados del Constitucional -la sentencia se aprobó por mayoría de siete-, insiste en que no conocen o no tienen el problema. "¡Ojalá pudiera decidir ella, pero el hecho es que no puede! Sólo su madre y yo podemos saber lo que es mejor para Ruth".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_