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El Consejo de Seguridad autoriza la invasión de Haití

Antonio Caño

El camino para la invasión norteamericana de Haití quedó ayer definitivamente expedito con la aprobación por parte del Consejode Seguridad de la ONU de una resolución que da a Estados Unidos los mismos poderes que le condujeron a la guerra del Golfo. Ahora, la última y única decisión sobre unanueva aventura militar en el Caribe corresponde al presidente Bill Clinton, urgido por las encuestas a hacer algo que le devuelva la popularidad.

El Consejo de Seguridad aprobó ayer por 12 votos a favor, incluido el de España, ninguno en contra y dos abstenciones -China y Brasil- una resolución que permite "la creación de una fuerza multinacional bajo control y comando unificado, y, en este marco , usar todos los medios necesarios para facilitar la salida de los líderes mlitares". La abstención de China, miembro con derecho a veto, permitió que, de hecho, Estados Unidas haya recibido vía libre para llevar a cabo una invasión bajo su control.Las últimas reticencias de algunos países fueron en parte superadas gracias a una carta enviada el viernes al Consejo de Seguridad por el presidente haitiano en el exilio, Jean-Bertrand Aristide, en la que éste pedía "una rápida y decisiva acción" internacional para hacer que se cumplan los acuerdos de la Isla del Gobernador.

Ese es el nombre que se dio al compromiso, firmado en ese lugar de Nueva York, por el que el hombre fuerte de Haití, general Raoul Cédras, aceptó devolver el poder a Aristide. El presidente haitiano en el exilio se ha negado a demandar abiertamente una invasión aduciendo que es incompatible con las exigencias constitucionales de su país.

Difíciles negociaciones

La aprobación de esta resolución, después de varias semanas de difíciles negociaciones, supone una gran victoria diplomática de Estados Unidos, que había dedicado a este objetivo sus mejores esfuerzos. El vicesecretario de Estado, Peter Tarnoff, había viajado en los últimos días por varios países latinoamericanos y se había reunido con el secretario general de la ONU, Butros Butros-Gali, para salvar los obstáculos que todos ellos ponían a los planes norteamericanos.

La victoria de Washington se manifiesta. también en el hecho de que la resolución de la ONU le da total autoridad y control sobre la invasión, sin apenas intromisión por parte de las Naciones Unidas. El éxito, sin embargo, no es completo, ya que Estados Unidos no ha conseguido crear una verdadera fuerza multinacional para invadir Haití.

La resolución de la ONU pide que a las fuerzas invasoras se sumen 60 observadores militares de otros países como mero gesto testimonial de que se trata de una iniciativa multinacional. También prevé la creación de una fuerza internacional de unos 6.000 hombres que se haría cargo de la seguridad en Haití después de que los militares golpistas hubieran sido expulsados. Estados Unidos también tendrá una parte sustancial de esa fuerza -probablemente la mitad, pero en ella sí participarán tropas de otros países.

Se mantienen todavía dudas, no obstante, sobre cuándo podrá formarse esa segunda fuerza y, sobre todo, cuándo comenzaría a actuar. La resolución afirma que entraría en acción cuando existiese "un entorno seguro y estable" en Haití, pero es difícil saber cuánto tardarían los norteamericanos en crear ese entorno.

A partir de la aprobación de esta resolución todo depende ya de Bill Clinton. Por un lado, es obvio que la autorización de la ONU aproxima la posibilidad del uso de la fuerza. Por otro lado, esa luz verde puede ser utilizada por Washington nada más que como una nueva y más poderosa forma de presión para que los militares haitianos acepten retirarse voluntariamente. Clinton evaluará también razones de política interna, como su índice de popularidad, que está en descenso desde hace semanas. En fechas anteriores, la Casa Blanca dijo que la crisis de Haití estaría resuelta antes del 1 de octubre.

Mientras tanto, en Puerto Príncipe, el Gobierno de Emile Jonassaint (instalado por los militares) anunció anoche que celebraría esta madrugada una reunión extraordinaria para examinar la actitud que seguir. La situación en las calles de la capital haitiana parecía de normalidad.

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